El gremio periodístico del mundo se encuentra a la expectativa por lo que sucederá con la última ocurrencia del señor Zuckerberg, que con su experimento Explore, generó cambios casi caóticos en los países donde lo puso en marcha. A continuación un breve análisis de lo poco que sabemos y de las posibles consecuencias.

Para empezar es importante ser concientes de que al utilizar Facebook tenemos contacto visual con tres tipos de publicaciones: las de aquellas personas con que tenemos lazo de amistad y además seguimos, lo difundido por las fanpages que decidimos seguir y, claro, los mensajes creados por empresas que posiblemente no seguimos pero que pagaron por llegar a nosotros.

Con estos tres tipos de publicaciones (dos gratuitas y una patrocinada) Facebook nos prepara una secuencia administrada por un algoritmo que en teoría mejora la experiencia del usuario. Ahí el asunto empieza a ser cuestionable, pero como al caballo regalado no se le ve el colmillo, millones de usuarios aceptan las reglas de uso sin chistar, finalmente es gratis. En otras palabras, si "el algoritmo" decide mostrar un poco menos los textos que contienen ciertas palabras, pueden hacerlo sin que exista un método claro para determinarlo.

Vamos ahora al proyecto Explore. Los usuarios de Bolivia, Cambodia, Guatemala, Serbia, Slovakia, y Sri Lanka ahora tienen su muro partido por la mitad. Si fuera su caso, vería de un lado sólo las publicaciones de sus amigos alternadas con las publicaciones pagadas; del otro el "Explore Feed" que estaría integrado con las realizadas por las fanpages que usted sigue.

Los efectos de este cambio se dejaron sentir de inmediato. Diversas publicaciones especializadas (como Wired, Softonic y TechCrunch por mencionar solo algunas) ya documentaron como en algunos casos el nivel de interacción del público descendió un 80 por ciento de los niveles habituales.

Si esto prospera muchos de los esfuerzos publicitarios realizados particularmente por los pequeños empresarios, que aprovechan la gratuidad de la plataforma, se verán reducidos a niveles que harán cuestionar si vale la pena dedicar tiempo. Si esto prospera para muchos no habrá de otra: o pagan o le buscan de otra forma.

¿Porqué la expectativa de los periodistas? Porque a diferencias de otras industrias que desarrollan contenido en redes sociales para vender productos, la prensa emplea la gratuidad de Facebook como un gran escaparate para mostrar contenidos que a la vez son su producto.

La dependencia del tráfico social que aporta este caballo regalado podría ser contraproducente cuando inevitablemente aparezca el colmillo.