Para comprender el presente, hay que conocer y aceptar el pasado. Quien no mira atrás difícilmente aceptara el presente y no podrá construir su futuro.
Leí sobre la celebración del 101 aniversario del decreto por Venustiano Carranza para la creación Constitucionalista del Ejército Mexicano en 1913, pero fue hasta el 22 de marzo de 1950 que el Presidente Miguel Alemán Valdés por decreto instituyó el día del Ejercito.
Recordé una lectura de 1906, sobre la profesionalización del ejército Mexicano y la dedicación del General Porfirio Díaz (Presidente de México del 29 de noviembre de 1876 al 25 de mayo de 1911). Éste le dio un gran impulso a la formación profesional del soldado mexicano, convirtió el Colegio Militar en una institución única en su género, mereció siempre la primerísima atención del señor Presidente Porfirio Díaz, que, cuidadoso de la perfecta organización de nuestro ejército, vigilaba constantemente sus progresos.
El Colegio Militar está situado en el precioso Alcázar de Chapultepec, en una plácida colina donde se asentó el palacio de recreo de los soberanos aztecas y donde hoy se encuentra la mansión donde habitan los presidentes. Desde ahí se goza una visita increíble del valle de México, salpicado de caseríos, lagos y bosques. Ahí esta el Colegio Militar que hace del mismo un edifico sano y de gran galanura, que brinda paz para el estudio y la organización de los futuros soldados.
Ahí los niños que ingresan se convierten en hombres sufridos de fatigas, dispuesto a los sacrificios y adquieren ese gran valor pasivo y normal que caracteriza al soldado mexicano, que forma la segura base de la disciplina, que ayuda maravillosamente a desplegar más tarde, en los momentos decisivos el valor activo que constituye heroísmo y el arrojo.
Errado andaría quien creyese que la calidad del estudiante coloca al alumno del Colegio Militar, en cuestión de comodidades y gustos, por encima del nivel de oficial en activo. Aquello es un aprendizaje no solo técnico sino también de las virtudes que debe distinguir al soldado y que constituyen la moralidad del ejército y por ende se educa a los cadetes con la prudente rigidez necesaria.
La enseñanza técnica se sigue un método en que mucho son adaptados para el establecimiento del mismo género y después de concienzudos estudios en Alemania y Francia, son impartidos por experimentados profesores militares y civiles obteniendo inobjetables frutos de disciplina honor y lealtad a su patria, haciendo un México seguro.
¨La preparación de nuestros cadetes ha sido factor poderosísimos para la consecución del completo mejoramiento y completa moralización del Ejercito Mexicano, llamado sin duda a un honroso y brillante porvenir. Esos jóvenes serán los próximos paladines de nuestras instituciones: Que Dios este con ellos¨ Declaró en su momento Porfirio Díaz.