Francisco Vega de la Madrid y Marco Antonio Novelo Osuna, como se advierte una consigna popular, no hallan la puerta.

En la recta final de sus respectivas encomiendas, ambos gobernantes enfrentan las consecuencias de sus propios yerros.

Sin proyectos de gobierno, sus administraciones semejan embarcaciones sin brújula y con marineros que reman en círculos.

Vega de la Madrid confió en un gabinete más de amigos que de funcionarios probados y capaces; su errática política en materia de comunicación terminó por llevarlo a una encrucijada de la que no puede salir.

Sus colaboradores se volvieron en simples observadores ante las campañas orquestadas para desprestigiarlo.

Luego la crisis financiera que ahoga a su gobierno y que parece el ultimo clavo a un ataúd político hecho a su medida.

Corregir ahora lo que debió corregir en su momento, parecen sólo disparos de salva en una batalla donde el fuego rival viene de todas partes.

Kiko Vega ya no tiene mucho margen de maniobra para retomar el timón y tratar de alcanzar mares menos agitados. Quizá apenas y le alcance el tiempo para alistar maletas. Nada mas !

Marco Novelo, en tanto, prometió mucho y cumplidas dos terceras parte de su administración los resultados se quedan distantes de las expectativas.

Su prometida reingenieria financiera fue solo un anuncio rimbombante que sucumbió rápido. Mas rápido lo esperado.

Igual que Vega de la Madrid, Novelo armo un equipo de colaboradores que, salvo contadas excepciones, ni fu, ni fa!

Un gabinete de funcionarios invisibles e improductivos. De esos que apenas son capaces de darles “like” a las publicaciones que el prime edil sube a las redes sociales.

El de Novelo es un gobierno a la deriva, sin rumbo, sin proyecto.

Las complicaciones de ahora y que son muchas, no son obras de la casualidad. Por supuesto que no.

Marco Novelo tiene menos de un año para intentar enderezar una nave enfilada a un naufragio inminente.

Habra que ver si cuando menos hay ganas de intentarlo.