Ambos términos, depresión y tristeza, son constantemente utilizados como sinónimos, pero el hecho de utilizarlos de manera indiscriminada le resta valor a uno y magnifica al otro.
La tristeza, es una emoción básica que experimentamos todos los seres humanos de manera natural y se caracteriza por una sensación de apatía y pesadumbre, ganas de llorar constante, cansancio persistente, actitud pesimista, entre otras manifestaciones de carácter normal y no grave. Frecuentemente, se experimenta a raíz de situaciones inevitables en la vida, ya sea la pérdida de un ser querido o de un trabajo.
De hecho, al igual que las otras emociones, la tristeza cumple una función importante en la vida de las personas, que es el proceso de la introspección para llegar a un estado de crecimiento; solemos de manera natural, buscar un espacio de soledad al momento de atravesar por días tristes, y el cómo se vive esta emoción, dependerá del temperamento, personalidad y/o carácter de cada individuo, así como de su entorno y sus redes de apoyo, esto también va a influir en la duración del estado de tristeza y la magnitud de las sensaciones percibidas.
Por otro lado, la depresión es un trastorno que en su sintomatología incluye a la tristeza. Puedes estar triste y no necesariamente deprimido, pero cuando estás deprimido en definitiva experimentarás tristeza. Además, otra característica de este padecimiento, es la duración de sus síntomas, mismos que se relacionan al tipo de depresión que se presente (mayor, estacional, etc.).
Actualmente, se sabe que este trastorno puede ser resultado de una interacción entre varios factores, que van desde lo biológico y genético hasta lo contextual social, cultural, crianza o desarrollo, entre otros.
Las causas orgánicas incluyen una disminución en ciertos neurotransmisores, entre ellos la serotonina y la dopamina; de ahí la importancia de que se acuda con un especialista para la administración oportuna de psicofármacos, siempre destinados a cada persona en particular, en relación a la edad, peso y sintomatología específicos.
La depresión bien, se caracteriza por una alteración en el estado anímico de quien la padece y entre los síntomas que se pueden experimentar están: pérdida de interés general, libido decaída, fatiga constante, insomnio o hipersomnia, irritabilidad, aumento o disminución en la ingesta de alimentos, baja autoestima, sentimientos de inutilidad o de culpa, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, pensamientos suicidas, etc. Estos síntomas se reflejarán en un malestar general que afectará la vida del individuo de manera global.
Es por este tipo de sintomatología que la depresión se ha convertido en una de las enfermedades más incapacitantes a nivel mundial. Se estima que en el mundo, al menos 350 millones de personas sufren este trastorno, y en México, se calcula que 15 de cada 100 habitantes lo experimenta.
Berenzon et al., mencionan que representa la cuarta causa de discapacidad a nivel global en cuanto a la pérdida de años de vida saludables y en nuestro país, ocupa el cuarto lugar en discapacidad para mujeres y el noveno para los hombres, así pues, las mujeres, junto con los jóvenes y ancianos, son los más vulnerables.
La importancia de utilizar los términos de manera correcta es para quitar estigmas, no restar importancia a la depresión y no magnificar a la tristeza.
No te autodiagnostiques, no te automediques. Buscar apoyo es la mejor opción.