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La empatía

Una necesidad social

  
Nota publicada el 12 de mayo de 2022
por Karina R. Vargas

“Quien no ha recibido atención emocional durante la infancia y quien ha sido educado en la indiferencia hacia los demás, tenderá a hacer lo mismo… es que la vida humana se tiñe de los valores vividos, principalmente durante la infancia”.

-Anna Carpena.

Hay algo muy cierto en esas palabras, pero hay una frase que honestamente ni recuerdo dónde la leí o de quién era, pero en esencia manifestaba lo siguiente: Hay una fecha de caducidad para atribuirle la culpa a nuestros padres de todos nuestros conflictos. Y sí, lo creo, llega un punto en el que como adultos debemos asumir responsabilidades y trabajar en la propia sanación.

Partiendo de esto, he de mencionar a continuación algo que se puede volver un punto de entendimiento hacia nuestros cuidadores y cualquier otra persona… es una característica de los seres humanos y no me refiero a la consciencia en sí. Es algo más trascendental y significativo en relación a la convivencia social, en cualquier contexto histórico y cultural: la empatía.

Esta cualidad inherente a las personas, es un factor que sirve de regulador emocional para sobrevivir a los impulsos más básicos. Controlo mi ira y no te agredo por ejemplo, porque entiendo tu imperfección, así como yo no soy perfecta. Tú tienes tus ideas y creencias, y este otro las suyas propias.

Pero, ¿qué es la empatía? En primera instancia, la RAE la define de la siguiente manera: “Sentimiento de identificación con algo o alguien” y/o “capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos”. Este término se comenzó a implementar en la psicología apenas a comienzos del siglo XX partiendo de la idea de que la empatía es, según la autora Mariana B. López “la capacidad de comprender los sentimientos de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar”.

Actualmente y gracias a estudios neuropsicológicos, se ha encontrado que la empatía tiene una base neuronal y se puede estudiar desde una perspectiva multidimensional. En un artículo publicado por Vanessa Arán, se encontró que:

El estudio de los circuitos neuronales implicados en el proceso de empatía abarca un amplio abanico que comprende desde el análisis de las áreas cerebrales implicadas en aspectos emocionales, como la percepción y la comprensión de emociones (disgusto, miedo y dolor), hasta el estudio de las áreas cerebrales asociadas a procesos cognitivos, como la toma de perspectiva.

Parece muy complejo, pero el hecho de ser empático, a simples rasgos, nos permite ponernos en los zapatos del otro como se menciona comúnmente. Si esto no sucediera, considero que normas y leyes serían tan obsoletas al igual que todo lo creado hasta hoy, ¿qué sentido tendría el arte, la filosofía o las ciencias si uno no pensara en el otro, en la humanidad?

A palabras de Anna Carpena:

La empatía no es una idea romántica, ni una cualidad de algunos, ni la importación espiritual de otras culturas, sino que es una capacidad humana antropológica que a través de la evolución ha ido cambiando, que puede continuar evolucionando y en ello la educación tiene un papel importantísimo. Una mirada pesimista nos puede indicar que el ser humano no cambia, que es cierto que existe el gen egoísta, que el hombre es lobo para el hombre. La mirada optimista, mi mirada, mira hacia atrás para mirar hacia delante y el progreso empático que percibo me incita a la esperanza. Creo que cuanto más confiemos en la bondad humana más se expandirá la empatía. El ser humano puede ser empático y, si esta capacidad puede ser desarrollada, la educación tiene un papel fundamental en el camino.

Hay palabras que se me han estado atravesando en mi cabeza recientemente, y más ahora, en relación a todo el caos que está sucediendo con respecto a cuestiones sociales y ambientales, y se las comparto, porque me proporcionan esperanza, y sí, se pueden leer ultra cursis. Pues bien, con ellas cierro hoy.

“Nunca me dejaré perder la fe en la humanidad, porque de hacerlo, habré perdido la fe en mi misma y en los que amo, y eso no me lo puedo permitir. Esta será mi responsabilidad”.

Karina R. Vargas. Psicoterapeuta Gestalt. El proceso del darse cuenta comienza en el aquí y el ahora. Escríbeme a: psic.karinarvargas@gmail.com
 
 

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