Quien no conoce su pasado, no aprecia su presente y no piensa en su futuro. Recorrer el Centro Histórico Turístico y Cultural de Ensenada nos permitió conocer lo que fue la calle Gastélum, avenida Ruiz, parte de la avenida Miramar, las calles: Primera hasta la calle Séptima y lo que fue el hermoso parque jardín botánico de Ensenada el parque Porfirio Díaz, inaugurado en 1890, hoy parque Revolución (1930).

Inmediatamente después de inaugurado, fue sitio de reunión de las familias de Ensenada, tenía un kiosco de rasgos afrancesados debido a la influencia de esta nación en el arte y cultura de México, de la esposa de Don Porfirio Díaz quien influyó en las decisiones de Don Porfirio para la construcción de edificios, monumentos y difusión de las artes.

El Kiosco original fue demolido en 1950 y sustituido por uno más pequeño, las bancas fueron sustituidas en 1955 por unas más modernas de granito blanco moteado, donadas por los ciudadanos y empresas. Se arreglaron los jardines siguiendo las indicaciones del plano elaborado en 1946 donde se indicaba toda la flora del parque lo que sirvió para la restauración botánica del mismo.

En 2007 se rehabilitó, nuevamente, desgraciadamente no se hizo acorde con la infraestructura ya construida, y se agregaron otros estilos. Luego en 2012 se quitaron las tejas y se dejó de mantener en óptimas condiciones el Parque Revolución donde aumentó la delincuencia por la falta de vigilancia.

Con los recorridos que miércoles y sábado realiza el Patronato del Centro Histórico observamos con tristeza el abandono , la suciedad y la falta de interés de ciudadanos y Gobierno Municipal por mantener limpio el parque y la fuente del monumento a la madre.

Pudimos ver el quiosco vandalizado vidrios rotos, las hojas de yeso rotas a propósito y rellenas de basura sus vitrinas, la fuente dedicada a la madre sucia, con cartones y bolsas de basura, sin que nadie reparara en ello.

Cuando el gobierno municipal encabezado por el Armando Ayala Robles anunció una inversión de 32 millones para la restauración del parque, pensé que recuperaríamos la historia e identidad de los Ensenadenses, pero se impuso el criterio de personas que desconocen nuestra historia.

Lástima fue la gran oportunidad de enseñar a las nuevas generaciones la identidad de nuestros ancestros.

En Ensenada no existe la cultura de la conservación histórica y la continuidad de proyectos no se programa un fondo para la conservación, además la autoridad no visualiza a futuro que el tener el parque y el monumento a la Madre requerirá inversión para su custodia.