Es fácil entender que las dietas deben ser personalizadas, ya que cada individuo es distinto; existen diferencias genéticas, en la composición del microbioma, en el estilo de vida, en la influencia de factores epigenéticos, etc. Y las recomendaciones nutricionales que se proporcionan en diferentes medios son tan generalizadas, que cada vez más, nos sirven menos.
Son esas evidencias las que motivaron a los investigadores del NIH (Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos) a realizar un estudio denominado “Nutrición de Precisión para la Salud” en búsqueda de los siguientes objetivos:
• Examinar las diferencias individuales observadas en respuesta a diferentes dietas mediante el estudio de las interacciones entre la dieta, los genes, las proteínas, el microbioma, el metabolismo y otros factores contextuales individuales.
• Usar inteligencia artificial (IA) para desarrollar algoritmos para predecir las respuestas individuales a los alimentos y patrones dietéticos.
• Validar algoritmos para aplicación clínica.
Con la ayuda de la inteligencia artificial, se desarrollarán algoritmos que puedan predecir cómo responderá cada persona a un alimento o patrón dietético, diagnosticando un paso más allá de la dieta del ADN o nutrigenética, cuyo cometido es que cada persona pueda seguir una dieta perfecta y adecuada a su organismo y a sus necesidades.
En el caso de Estados Unidos, los investigadores explican que cada año, más de un millón de personas mueren por enfermedades que están relacionadas con la dieta, de ahí el interés por llevar a cabo este estudio y promover la nutrición de precisión, convirtiéndose para el año 2030 en uno de los pilares de la atención médica. De todos modos, los resultados finales no se obtendrán hasta dentro de cinco años, aunque es probable que a medida que se avance en el estudio se den a conocer algunos de los resultados.