En diciembre de 2012, una española llamada Elizabeth Cox, presentó una denuncia contra Gruma Corporation, uno de los fabricantes más importantes de productos de maíz en el mundo, la denuncia fue por etiquetar sus productos como naturales, a pesar de que contenían ingredientes modificados genéticamente. La demandante afirmó que no se pueden llamar naturales a aquellos alimentos que contienen ingredientes transgénicos, considerando que era una estafa hacia los consumidores españoles.

Reconocer o clasificar un alimento como transgénico, natural u orgánico es sumamente polémico y controversial, porque mientras nuestros vecinos del norte utilizan este tipo de mensajes con toda tranquilidad; en Europa se han llevado adelante varias demandas contra las grandes compañías alimentarias por declaraciones presuntamente falsas y engañosas como la citada anteriormente, según declaraciones de Stephen Gardner, Director de Litigios del Centro para la Ciencia en Interés Público (CSPINET).

La Organización Mundial de Comercio (OMC) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) afirman que los países que demandan una mayor cantidad de productos naturales u orgánicos son los miembros de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón, los cuales tienen como elementos coincidentes su proceso industrial y los altos ingresos de sus habitantes. En una nota de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca) de la SAGARPA, la demanda mundial aumenta entre 20% y 30% anualmente y en este mercado se invierten más de 30 mil millones de dólares, a pesar de esta tendencia, el mercado en este rubro sólo representa entre 1% y 2% del total de ventas agroalimentarias en todo el mundo.

En algunos países como Dinamarca, los productos orgánicos forman parte del mercado masivo y son accesibles para la inmensa mayoría. En cambio, en México, a pesar de ser el primer productor de café orgánico del mundo y el tercero de miel además de producir cacao, aguacate, mango, piña, plátano, naranja, ajonjolí, maíz, nopal, vainilla, leche y sus derivados, huevo y plantas medicinales sólo consumimos el 10% de ello y el resto se exporta.

Para combatir este fenómeno, en el interior del país surge una red llamada Mexicana de Tianguis y Mercados Orgánicos que dirige el CIESTAAM de la Universidad de Chapingo, que promueve los mercados semanales que realizan ventas directas al público de productos orgánicos nacionales.

En el ámbito local, podemos sumarnos a este esfuerzo adquiriendo productos orgánicos en tianguis, supermercados locales y tiendas naturistas, sin desgastarnos con demandas y asuntos legaloides. Tu próxima compra, puede decidir el futuro de nuestros alimentos naturales…