En tiempos de Steve Jobs, Apple se posicionó como ícono indiscutible de innovación tecnológica; todas las presentaciones de productos nuevos llevaban una fuerte dosis de su magia, que con un alto grado de intuición, destacaba los elementos que lograban hacer que la gente hablara de sus novedades.
La semana pasada, en la presentación que perfila la temporada de ventas más importante del año, el público quedó sumamente decepcionado cuando se anunció que el iPhone 5C incluye como máxima novedad una carcasa de plástico, eso si, disponible en varios colores.
La euforia por la posibilidad de que se cuente con una versión barata del Iphone duró muy poco, pues muy pronto se supo que los 99 dólares de costo al público estaría supeditado al contrato de una línea. Si no hay contrato, el usuario deberá desembolsar 549 dólares.
Para la empresa, el cambio de carcasa si resultó ser estratégico, pues representa el ahorro de 17 dólares por unidad, según calculó Jasmine Lu, analista de la firma Morgan Stanley.
La estrategia es similar a la del año pasado, cuando se lanzó la tableta versión mini, para competir con los aparatos del mismo corte pero basados en Android; Apple insiste en olvidarse del público que pide productos costosos para meterse de lleno en un segmento donde el liderazgo de la corena Samsung se consolida día a día.