La semana pasada se creó una comunidad en Facebook que llamó poderosamente la atención de los bajacalifornianos y que en sólo cuatro días logró captar más de cien mil seguidores sin necesidad de presupuesto publicitario; un mensaje tan poderoso que por si mismo corrió como un reguero de pólvora.
Se trata de la República de Baja California, que aunque al inició se interpretó como la intensión de un movimiento separatista, inmediatamente aclaró su discurso para establecer una voz de protesta en contra de la imposición del IVA de 16 por ciento que, finalmente, deberemos asumir en la zona fronteriza a partir del 1 de enero de 2014.
Cuando se trata de la difusión de mensajes por medio de las redes sociales, existen tres vías para captar seguidores: por medio de la inversión publicitaria (personas reales), por medio de la compra directa (personas falsas que solo engrosan los números) y el crecimiento orgánico, forma en que se define el hecho de que una persona, solo por el gusto de hacerlo, comparta con sus contactos un contenido que estima les será de interés.
Se habla de la viralidad de un mensaje cuando, por sus características, las personas desean compartirlo. La relación entre esta viralidad y el crecimiento orgánico es de proporción directa.
Algunos tomaron el tema como broma y fantasearon con la posibilidad de se diera la independencia; otros han manifestado posturas serias que sin duda son dignas de escucharse. Otro grupo, el menos numeroso, ha desdeñado la idea con el dejo envidioso característico de aquellos que desprecian lo que no es propio.
El hecho es que reunir en torno a una idea a más de cien mil personas, además en solo cuatro días, debe ser suficiente para encender focos rojos en el gobierno federal. La idea puede ser cuestionable, pero el malestar es real.