El día de ayer se dio a conocer en España una entrevista con Antonio Centeno, quien actualmente se encuentra haciendo un documental sobre sexualidad y discapacidad titulado “Yes, we fuck”, donde el objetivo primario es no solamente informar a las personas sobre como es, sino mostrarlo de manera explícita e incluso cruda para algunos espectadores, ya que promete incluir escenas reales filmadas con personas voluntarias.

El entrevistado aclara que no aparecerán únicamente personas con discapacidad, sino también algunas dedicadas a la prostitución, otras con cuerpos en diversos grados de obesidad o delgadez. Comenta que el hecho de mostrar esto de manera explícita, además de acompañarlo de un respaldo educativo, se trata de sacar a las personas del imaginario limitado de la sexualidad coital como derecho de unos cuantos que cumplen con los “requisitos” de belleza y completud establecidos socialmente.

En México, por nuestro lado, estamos lejos de llegar a una educación de la sexualidad en la que incluso quienes aparentemente no estamos diagnosticados con una discapacidad, podamos ejercerla de manera libre y plena.

Hablando específicamente de la sexualidad en las personas con discapacidad es realmente importante que comencemos una labor de autoanálisis, ya que probablemente la mayoría de las personas tengamos a un familiar, amigo, compañera de trabajo o escuela con estas características, y es necesario que comprendamos muchas situaciones en ellos y a su alrededor.

La primera es que siendo personas, la sexualidad está tan presente en ellas como lo está en todas. Siendo así, ellos y ellas tienen derecho a ser informados desde su infancia en lo que respecta al tema y al cuidado de sí mismos, desde luego, atendiendo a sus capacidades de manera individual y de acuerdo a su diagnóstico.

Cuando hablo del cuidado de sí mismos, no me refiero únicamente a que sepan cómo evitar el abuso sexual o bañarse adecuadamente, sino también a los alcances que puede tener la expresión de la sexualidad en toda su expresión. Esto incluye el proceso del enamoramiento, el embarazo, la masturbación, como influye en ellos y en ellas ser hombres o mujeres, etc.

Esto abre las puertas para que quienes viven con una discapacidad puedan, no únicamente tener relaciones sexuales (cuando no hay un impedimento físico), sino también expresar su afecto y tener una red de apoyo más realista y completa para ayudar a quienes estén a su cuidado a vivir de una manera más plena y feliz.

La censura de la producción del documental ha hecho su trabajo en las redes sociales y, aunque no ha mermado el entusiasmo de las personas involucradas en el proyecto, es un factor grande en contra de la difusión de lo que puede resultar interesante fuera del morbo que provoca la idea por sí sola. Revisemos para qué la censura en un contexto donde explicarnos es saludable.

En cuanto a la fecha de emisión del documental en España, no hay datos fijos aun, y es además poco probable que llegue hasta nosotros de otra forma que no sea el internet.