Alimentarse en el sentido de “Slow Food” significa comer con atención, en especial valorando la calidad y, con ello, teniendo en cuenta la procedencia de las materias primas y el modo de cocinarlas.
Este movimiento surgió en Italia, Carlo Petrini y otros periodistas de los diarios locales organizaron una manifestación para protestar contra la inauguración de un establecimiento de la comida rápida de la franquicias “arco dorado” al lado de la gran escalinata de la Plaza España de Roma en 1986 y desde ese entonces decidieron que era necesario promover una contra-cultura a favor de la lentitud en la comida, los productos naturales, las recetas locales, y el deleite en el sentido del gusto, sin prisas.
Uno de sus objetivos es salvaguardar el patrimonio alimentario de la humanidad, además, este movimiento, con su fundación para la biodiversidad, trabaja en pos de la conservación de la variedad de plantas cultivadas y animales de consumo, el día de hoy este creciente movimiento ya está presente en más de 130 países de los cinco continentes.
Desde 2004, la FAO reconoció oficialmente a “Slow Food” como organización no lucrativa y estableció con ella una vinculación colaborativa.
En México, el movimiento lo trajo Giorgio d' Angeli del restaurante Tajín del D.F. uno de los máximos defensores de la comida mexicana, y a partir de su fallecimiento, su esposa Alicia Gironella continúa con esta ardua labor.
Lamentablemente, nuestro país, comparado con otros, es uno de los más atrasados en este movimiento, a pesar de los grandes beneficios que aportaría a diversos sectores como el pesquero, el agrícola, el enológico y el gastronómico.
Los invito a unirse a este movimiento a través de:
https://www.facebook.com/slowfoodmexico