Quedarse sin hogar es una situación difícil para cualquiera. Pobreza, abuso de sustancias y enfermedades mentales son algunas de las causas comunes de la indigencia.
Alrededor del mundo existen muchos comedores “populares”, que son organizaciones de beneficencia para dar de comer gratis o con una pequeña contribución a personas de escasos recursos, a las “necesitadas”, y funcionan en coordinación, generalmente, con los bancos de alimentos, y también muchos de ellos son apoyados por organizaciones religiosas u organizaciones no lucrativas.
Johann Georg Krünitz (1728-1796), un enciclopedista alemán, fue quien documentó precisamente la existencia de estas instituciones en grandes ciudades europeas como Hamburgo, Londres o Múnich. Ofrecían un caldo espeso económico, de fácil preparación y al mismo tiempo nutritivo y sabroso, se llama Sopa Rumford, en honor al Conde que lo inventó para alimentar a los ejércitos franceses por primera vez en 1779.
Originalmente, la sopa era una infusión aguada calculada para cien porciones, elaborada con unas cuantas libras de cebada, chícharo, sal, chucrut y abundantes patatas. Más tarde, en el siglo XIX se encontraría la receta de la sopa Rumford en los libros de cocina casera de la clase media, con menos agua y refinada con caldo de pollo.
La Sopa Rumford, inspiración para miles de voluntariados del mundo, que diariamente, sin importar el lugar ni la fecha, llevan una comida caliente a los más necesitados.