La higiene es algo que concierne a todas las personas, ya que gracias a ella podemos prevenir e incluso tratar enfermedades diversas y mejorar la calidad de vida. El cuerpo alberga una cantidad impresionante de bacterias que pueden ser amigas o enemigas dependiendo de muchos factores.
Lo básico que es el aseo diario de la piel con suficiente agua y jabón neutro. Se han inventado muchos accesorios de limpieza que van de lo curioso hasta lo innecesario para exagerar en su cuidado. El exceso del mismo puede causar la pérdida del manto graso que la protege.
Un ejemplo de esto son las duchas y productos para desodorizar la zona íntima de las mujeres. Estos productos, lejos de ayudar en algo, atacan la flora que es sana para evitar a los microorganismos que si causan enfermedades. Es suficiente con mantener la limpieza adecuada de la piel sin maltratarla, quitarle sus olores naturales, ni agregarle nuevos que desvíen la atención de las feromonas necesarias en el proceso de la atracción entre las personas.
A esto podemos agregar que la limpieza correcta de los órganos sexuales después de las deposiciones no debe ser pasada por alto debido a la prisa o los malos hábitos, ya que, sobre todo en el caso de las mujeres, es frecuente que se den infecciones por esta clase de descuido, y que pueden ocasionar incomodidades diversas, y además ser contagiosas.
Otro detalle importante es usar la ropa interior correcta, aquella que está hecha de algodón. Está diseñada para absorber el sudor y otros flujos. La talla correcta proporcionará protección y confort sin causar daños por fricción en la delicada piel de esa zona. Al lavar la ropa interior es importante saber que el agua caliente y el secado al sol matan bacterias comunes e indeseables que no se aniquilan con agua fría y secado a la sombra, sea cual sea nuestro detergente.
Debemos recordar además que la sexualidad no está instalada únicamente en nuestra zona pélvica y no es el único lugar del que debemos preocuparnos para llevar una vida sexual plena.
La boca es un lugar sumamente séptico, y debido a esto muchas personas procuran una limpieza minuciosa de la dentadura y sus alrededores. Sin embargo, debates se han hecho sobre lo apropiado de hacerlo justo antes de la relación sexual, especialmente si esta conlleva contacto con los órganos sexuales de la pareja. A esto, la respuesta es que la limpieza dental promedio por si misma causa abrasiones en la mucosidad bucal que facilitan la entrada de diversos microorganismos durante el acto sexual. Por esto, se recomienda llevar a cabo la limpieza regular de la boca al menos media hora antes del acto sexual.
Otra zona del cuerpo que es buscada por algunas personas durante el acto sexual, frecuentemente olvidada durante los rituales diarios de higiene, es el ombligo. Es hogar de muchas bacterias debido a que es una zona relativamente aislada del cuerpo. Algunas de ellas son necesarias para la manutención de un sistema inmunológico sano. Para su equilibrio, hay que mantenerlo seco y limpio, ya que lo contrario puede ocasionar candidiasis o un flujo claro que además de ser incómodos e insalubres, pueden ser molestos para la pareja. Un hisopo de algodón con jabón neutro o loción astringente aplicado semanalmente de manera suave para no lastimarlo es suficiente.
Una clave para mantener la higiene es el cuidado de nuestras manos, ya que con ellas nos tocamos a nosotros mismos y a otras personas. Antes de hacerlo, especialmente si se trata de los órganos sexuales, es vital lavar las manos y secarlas bien. Esto preferentemente con una toallita desechable si no estamos en casa, ya que se ha comprobado que los secadores de aire ocasionan una presencia mayor de bacterias y son poco eficientes.
Hay personas que agregan juguetes sexuales a sus actividades solitarias o en pareja. Es necesario recordar su limpieza antes y después de cada uso, no prestarlos, y en su caso, usar condones limpios antes de cada intercambio. Obviamente el sexo protegido y el sexo seguro (que son cosas distintas) han de ser parte de la ecuación.
Estos cuidados que son parte de nuestro diario vivir son suficientes para quitarle la suciedad al sexo. Sabemos que para algunas personas es difícil imaginarlo, ya que estamos acostumbrados desde muy temprano en la vida a pensar que es algo tan ajeno y penoso, que no nos lo preguntamos. En realidad lo que vuelve sucio al sexo, más incluso que nuestros hábitos de limpieza, son aquellos que tienen que ver con las actitudes que tenemos hacia la sexualidad.