Concebida desde tiempos inmemoriales por los políticos mexicanos de todos los niveles de gobierno y de costumbre arraigada en todas las jerarquías establecidas en el vasto organigrama de la burocracia nacional, nuestra muy acendrada costumbre de inscribir a los vástagos en la nómina oficial, tiene ahora una novedosa nomenclatura, nacida de las mezcla de dos culturas: nuestra gloriosa tradición azteca, matizada ahora con un exótico toque de las lejanas latitudes de Oriente, ha empezado a conocerse como NIPONTISMO, para honor y gloria de la actual administración municipal ensenadense.

Takayuki Hirata, carne de la carne y sangre de la sangre del Profr. Gilberto Hirata Chico, Alcalde porteño, es ahora carga del erario y sangra al insuficiente presupuesto ensenadense con un nada despreciable emolumento mensual, por apoyar a su progenitor en la responsabilidad que la comunidad le confirió a través de su voto en Julio de 2013.

Siendo Presidente de la República, José López Portillo bautizó orgullosamente como “el orgullo de mi nepotismo” la incorporación de su hijo José Ramón a la nómina de la Secretaría de Programación y Presupuesto, encabezada en aquellos años por Miguel de la Madrid Hurtado, quien denotaba ya en el apellido materno las cualidades de que haría gala durante su mandato presidencial. Pero esa es otra historia.

No hay una postura oficial aún, que denote si Takayuki es el orgullo del Nipontismo de don Gilberto, como José Ramón lo fue para don José. La milenaria cultura japonesa, tan celosa de sus tradiciones, al parecer no es muy dada a anunciar con bombo y platillo el orgullo paterno por los logros que un jefe de familia metido a la política consigue para su hijo.

Tal vez la urgente reconstrucción del tramo hundido en la carretera escénica no sea tan imperativa como incorporar a un diseñador gráfico, profesión que ejerce el hijo del Alcalde, a la nómina municipal. Tal vez la asfixiante situación de la Tesorería de Ensenada no sea tan crítica como para no poder pagarle de ahí su sueldo a Takayuki. En México, como en Japón, que tanto es tantito…

Los malos ejemplos cunden, definitivamente. Si Jaime Rafael Díaz Ochoa, Presidente Municipal -por segunda vez- en Mexicali, se dio el lujo de incorporar a su novia en la nómina con el cargo de Secretaria Particular del Alcalde, ¿por qué no iba a poder el Profr. Hirata solucionarle su problema laboral al retoño incrustándolo en la nómina oficial? ¿Para qué entonces, existe el Nipontismo?