En Nueva York, la tienda en el Lower East Side de la marca American Apparel ha colocado en sus aparadores a maniquíes que dejan ver a través de sus transparentes atuendos, imitaciones de lo que en el cuerpo femenino real son pezones y vello púbico que además rebasa la línea de la pantaleta y sobresale en la entrepierna.
Dichos detalles han escandalizado a algunos y encantado a otros. Sin embargo, han logrado su cometido comercial y además cuestionar algunos factores importantes sobre la visión que en general se tiene sobre el cuerpo femenino y como nos sentimos las mujeres con él.
Desde muy temprano en la pubertad, incluso antes, a las mujeres se les enseña a sentirse avergonzadas con lo que sucede con su cuerpo. Es para muchas de ellas motivo de pudor la menstruación, el crecimiento de los pechos, el crecimiento del vello en las axilas, el pubis y, para acabar pronto, en cualquier parte del cuerpo.
¿A qué obedecen estos pudores? En general a los estereotipos de belleza que como sociedad hemos venido desarrollando, fomentando y reforzando, dejando de lado lo que para el cuerpo es natural y saludable.
El vello de todo el cuerpo tiene una función organísmica. Cada uno de ellos nos protege de algo en particular. El vello púbico por su parte, sirve como amortiguador para las relaciones sexuales y como una barrera poderosa en contra de las bacterias que son dañinas para la flora vaginal. Se ha demostrado que la depilación total del vello púbico irrita la piel y la mantiene así por un tiempo, ya que las raíces del vello están constantemente cortándola para tratar de emerger. Esto provoca, además de la incomodidad y la comezón, que las personas sean más propensas a adquirir infecciones de transmisión sexual porque la piel está en condiciones de vulnerabilidad, en especial al virus del papiloma humano.
Entonces, lo que American Apparel hace es un llamado a sus consumidores, y a todas las personas que se paran perplejas frente a sus aparadores, a cuestionar los estereotipos que nos alejan incluso de aquello que nos protege y nos hace maduros sexualmente, pues no olvidemos que esa pretensión “lampiña” no es otra cosa que un intento (inconsciente en muchos casos) de infantilizar el cuerpo. Pocas personas son lampiñas por naturaleza durante su adultez y la aparición del vello es una señal inequívoca de madurez sexual, física al menos.
Para quienes dicen tener vello púbico demasiado largo o antiestético se recomienda entonces cortarlo con unas tijeritas y hacerlo con mucho cuidado y bajo luz adecuada para que no haya accidentes.
Por lo demás, cabe mencionar que hay tiendas en Europa que han puesto en sus aparadores maniquíes de tamaño y proporciones naturales (de aquellas razas, claro) que han puesto en claro que lo que vemos día con día en contextos aparentemente tan inofensivos como una tienda, son otras maneras de mantener la inconformidad con el cuerpo que hemos de seguir cuestionando y analizando por un lado, y por el otro aceptando en nosotras lo que es verdaderamente bello y nuestro.