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El enfrentamiento del Sr. Pancho Ferreira con el Sr. Juan Ley

Y el mineral robado

  
Nota publicada el 30 de enero de 2014
por Rafael González Bartrina

Reseña basada en crónicas de Langan W. y Elenor H. Swent. En el principio de las operaciones mineras en Tayoltita, Durango, en relación con los encuentros entre don Francisco Ferreira Kanape y don Juan Ley (familiarmente conocido como “el Chino ley”)

Decian el matrimonio Swent “ Esta es una verdadera y buena historia mexicana.

Había un comprador de mineral robado llamado Juan Ley. Era de origen chino. Como frente de sus negocios tenia una pequeña tienda de abarrotes en el centro de San Ignacio, Sinaloa, en la parte baja. El aceptaba comprar el mineral de alta calidad que había sido substraído subrepticiamente y lo acumulaba y lo enviaba a bordo de mula. Nosotros en la compañía sabíamos de estos envíos, adonde iban, en fin. Un día finalmente tenia acumulado tal cantidad de mineral en la Estación San Dimas, que ordeno un vagón de ferrocarril para cargarlo y mandarlo a la fundición en Torreón.

Así que le informamos a las autoridades en Mazatlán de lo que pasaba, ellos fueron y decomisaron el furgón e hicieron cargos en contra de el. El furgón fue llevado a Mazatlán y el valioso mineral, encostalado en sacos de ixtle fue descargado y almacenado en una bodega que fue debidamente cerrada y sellada. Luego iniciaron los procedimientos legales en contra de esta persona. Ni fue la compañía la que presentaba la denuncia, sino, las propias autoridades.

Entonces Juan Ley fue a la ciudad de México. El llevaba el recibo que le habían dado las autoridades al embargarle el mineral. Pidió prestado dinero, dejando como garantía colateral el recibo de la bodega. Con ese capital que obtuvo se dedico a gastarlo en atender a las personas que iban a determinar su caso, le ofreció costosas bebidas hechas con licores extranjeros y suntuosas comidas. Les patrocinó todos sus gastos y los atendió sin límites. Después de varios meses, increíble!, los cargos de acusación fueron retirados y que librado de toda culpa.

Juan Ley regreso a Mazatlán a reclamar su mineral, con recibo en mano y una amplia sonrisa. Al abrir la bodega encontraron los sacos, pero llenos de arena…. Al fin pago una de las que el hacia.

Esto le causo al quedar en bancarrota. Este tipo de comerciantes necesitan capital en efectivo. El viaje a México D. F. y todos los gastos que hizo le costaron todo su capital en efectivo. Se retiro del negocio de compra de mineral robado. Sin embargo siguió adelante con su negocio de los abarrotes por varios años más. El tuvo unos sobrinos que eran jardineros de la compañía , Ramón, Pancho, y Juanillo Ley.

Entre Pancho Ferreira Knappe. Aquí principia la razón de esta narrativa. El prefacio fue para dar una idea de la personalidad de Juan Ley.

….En 1940, a fin de haber podido abrir el camino de San Ignacio, Sinaloa a Tayoltita, Durango, lo suficiente para que el equipo de trabajo pesado pudiera recorrer ese infame camino, la compañía contrato a Francisco Ferreira para que transportara la pesada carga hasta la mina.

Pancho, como era conocido por todos, formo una flotilla de camiones marca White. Al mismo tiempo que solicito y obtuvo la concesión de carga de los pequeños comerciantes de Tayoltita. Formo de facto un monopolio de carga y transporte entre San Ignacio y Tayoltita.

En ese tiempo, Juan Ley había prosperado bastante en su negocio de abarrotes y mercancía en general. Tan bien, que compro un camión con la intención de evitarse el gasto de flete y manejo de sus envíos.

Por estas fechas la compañía había contratado a Pancho Ferreira para que hiciera y mantuviera en operación el camino, ya que sufría daños constantemente debido a las torrenciales lluvias y a la fuerza de los arroyos y del rio Pixtla.

Cuando Pancho se entero lo que Juan Ley se proponía hacer con su propio camión se exaspero, diciendo a todos, que nadie podía usar "su" camino, ya que el lo había construido y tenia derecho a los beneficios y utilidades que de el emanaran. La ley mexicana, sin embargo, no lo apoyo, a menos que el camino estuviera en forma exclusiva dentro de su propiedad privada. El único recurso que le quedo a Pancho fue el de tratar de evitar, físicamente, que Juan Ley usara el camino.

Una noche Pancho se entero de que Juan, al caer la noche y al amparo de la oscuridad había iniciado el viaje a Tayoltita, llevando su camión cargado de mercancía. Pancho, entonces, mando a Mario, su hijo, enseguida a bordo de uno de sus camiones con las órdenes de alcanzar a Juan y dispararle a las llantas. Pero, Mario, nunca pudo alcanzar a Juan Ley. No hubo disparos. La cara de Mario, al día siguiente mostraba su estado de ánimo de desasosiego. Este exitoso primer viaje de Juan Ley significaba una muy seria amenaza al lucrativo negocio familiar de Pancho Ferreira.

Pancho no se rindió ni de dio por vencido tan fácilmente. Antes de que Juan Ley programara su siguiente viaje, Pancho preparo en su taller de herrería unas espigas de acero de 15 a 20 centímetros, soldadas en unas soleras de fierro de unos 20 centímetros de largo por 10 de ancho. Mando enterrar estas soleras con las filosas púas en la arena de algunos de los arroyos. Dichos arroyos eran angostos. Solo lo suficientemente anchos para permitir el paso apretadamente de un vehículo. El paso de los camiones había ya formado dos zanjas o canales por donde rodarían las llantas del asiático. Pancho deseaba que algunas de esas llantas sufrieran alguna o varias pinchaduras.

Sin embargo Juan ley se entero del plan de Ferreira, Supo lo de las soleras y las espigas de acero, así que en su segundo viaje hizo que Juanillo y sus demás trabajadores que iban en el viaje caminaran descalzos al cruzar los arroyos. Claro esta que encontraron las trampas ocultas, escarbaron y las extrajeron todas. Fue una tarea lenta que retraso a Juan Ley en su travesía, mas no lo detuvo. Marcador: Juan Ley 2, Ferreira 0

Llego el día en que Juan Ley preparara su tercer viaje. Pancho hizo que, con uno de sus tractores de oruga fabricara una represa en el cruce del camino y el rio, en la zona cercana a uno de los mas profundos vados, de tal manera que si Juan Ley intentaba vadear el rio el nivel del agua seria tal que cubriría totalmente el motor, obligando con eso a que estuviera en su marcha.

Juan Ley inicio nuevamente su travesía, mientras que Pancho esperaba pacientemente a que le llegar la noticia de que había sucedido. Nada. Silencio. Amaneció y al no haber recibido noticia alguna, Pancho, toma la decisión de sobrevolar el área de interés en su avión Piper Cub. Pancho llego al cruce del camino con el rio y vio con asombro que el camión ya estaba del otro lado del rio y que la gente de Juan Ley retozaba alegremente en la laguna más grande de la zona!

Que fue lo que sucedió? Cuando el autor del libro que esta historia refiere, al encontrar a Juan Ley en una de las calles de Tayoltita y preguntándole en español como había logrado que el camión cruzara por ese vado profundo. Juan Ley contesto en su defectuoso chino-ingles "Got 'em submarine! Got 'em submarine!". Esbozando una sonrisa y luego una Sonora carcajada, pero no decía nada mas! Es probable que haya usado las técnicas que después fueron usadas en la Segunda Guerra mundial como cubrir las bujías, cables, distribuidor, etc. con grasa a prueba de agua; remover la banda del abanico; entender el tubo de escape con una manguera hasta por arriba del nivel del agua. Marcador final: Juan Ley 3, Ferreira 0!

El feudo entre estos dos personajes termino ahí. En el curso de un año más o menos los negociantes que transitaban en sus propios camiones aumento en número. El negocio de Pancho Ferreira iba en decline. Eventualmente la compañía minera estableció una subsidiada línea aérea (Transportes Aéreos-Terrestres, S. A.) que manejaba sus propios aviones y camiones. Llevaron dos camiones más de 25 toneladas de marca Euclid. Reconstruían el camino cada año y trasportaban su propia carga. Bert Brown era el mecánico de la compañía y manejaba esta sección de la compañía muy bien.

Al paso de los años, allá por 1954 Juan Ley y sus familiares se establecieron en Culiacán, Sinaloa, y expandieron el negocio de venta de mercancías en general donde prosperaron inmensamente.

Juan ley envejeció y dejo que sus sobrinos Pancho, Ramón y Juanillo manejaran la tienda, rápidamente abrieron otra y otra, llegaron a tener una serie de tiendas. Eventualmente abrieron el primero de muchos supermercados. Unos años después la firma internacional Safeway adquirió el 49% de las acciones de los mercados Ley por varios millones de dólares. Todo, a resultas, se puede decir, de la practica de comprar valioso mineral sacado a escondidas de las minas de Tayoltita, dentro de lo mas intrincado de la Sierra Sinaloa-Durango.

Rafael González Bartrina. Rafael González y Bartrina. Miembro del Seminario de Historia de Baja California y del Consejo de Administración del Museo de Historia de Ensenada A. C. rafaelgonzalezbartrina@gmail.com
 
 

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