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¿Maremotos en Ensenada?

Recopilado de Un viaje por Baja California (M. Peyrot)

  
Nota publicada el 10 de febrero de 2014
por José Luis Fernández Ruiz

El puerto de Ensenada en Baja California ha sido visitado en diversas ocasiones por ondas de traslación. En 1958 el mareógrafo registro un ascenso y descenso repentinos de 6 metros en 15 minutos.

En 1963 se observaron nuevamente las ondas de traslación. En febrero del mismo año la altura registrada fue de 7 metros. Se desbordo sobre el rompeolas y golpeo el dique flotante contra el malecón, esa ola de 7 metros fue seguida por otras de 3 a 4 metros.

En abril de 1965 el mareógrafo registro una ola solitaria de 8 metros de altura y el siguiente relato se basa en ese hecho.

José Lugo Rendón ayudante de topografía de la residencia de obras marítimas del puerto se encontraba de pie con el estadal, al frente, en el extremo del muelle 4 donde principia el rompeolas que protege el puerto.

En el extremo opuesto de la línea que debería medirse, el ingeniero López determinaba la distancia a visando el estadal a través del teodolito. Estaba por terminarse el trabajo de la semana. El ingeniero López que deseaba la máxima precisión para cerrar el trabajo de aquel día de febrero. La observación terminó y el ingeniero hizo señales varias veces para indicar que habían terminado la labor, pero sucedió algo que llamó su atención.

A una distancia de unos 175 metros (que bajo los rayos del sol parecía mayor) se veía como el mar se iba hinchando tanto que sobresalía del horizonte.

Lugo Rendón, absorto en este fenómeno, sintió como se le erizaba el cabello al notar que el ingeniero gritaba a todo pulmón y agitaba desesperado los brazos pero debido al viento que soplaba en sentido contrario no oía, entonces le señaló el mar, urgiendo a correr.

Durante la escapada observaba la tumescencia del mar que se veía de color más oscuro, elevándose del mar en algunos puntos se coronaba con penachos de espuma; el ingeniero acercándose a toda carrera grito: ¡es un maremoto!

Mientras corrían a gran velocidad, cargando el teodolito, el ingeniero le explicaba que esas olas de traslación son los tsunamis que invaden inundando grandes playas como sucede en Japón.

Pronto alcanzaron el promontorio donde arranca el rompeolas. La capitanía de puerto había puesto sobre aviso a los marineros y trabajadores. De los barcos, bodegas y el dique salian despavoridos alejándose de la zona de peligro.

Minutos después Lugo Rendón, el Ingeniero López, marineros y trabajadores trepaban jadeando la colina del Vigía. Cuando estuvieron a una altura suficiente para no sufrir daño, vieron la ola avanzar a unos 8 nudos, arrasando todo a su paso; al acercarse la ola al rompeolas se percibió su gran altura.

Los buques atracados habían sido abandonados. La ola se llevó el dique 1 con un barco de 800 toneladas que estaba en reparación, y fue elevado 3 metros de altura.

Algunos barcos se elevaron tanto que parecían volar y otros quedaron montados; la ola inundo el recinto, volcó automóviles y grúas, arrojó mercancías al mar, tubería, algodón y arranco casetas.

Esto nos recuerda lo importante de no olvidar la la historia, cuando se plantea hacer construcciones en esa zona.

José Luis Fernández Ruiz. Director del Patronato Centro Histórico Turístico Cultural de Ensenada, A. C.
 
 

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