Jari K. Hietanen y Lauri Nummenmaa en la Universidad de Tampere, en Finlandia, recientemente llevaron a cabo un estudio donde se demostró que observar cuerpos desnudos, especialmente si estos son de sexo femenino (independientemente del género o preferencia que observa), estimula la inteligencia.

Leyó usted bien.

Observar cuerpos desnudos favorece a los centros cerebrales y a la inteligencia necesaria en la elección de pareja para la procreación.

Obviamente esto nos lleva a preguntarnos sobre aquella suposición de que ver películas pornográficas o donde hay desnudos mayor o menormente explícitos es algo perjudicial para la salud mental e incluso física.

Recientemente se ha demostrado que, en efecto, ver una imagen típicamente pornográfica afecta negativamente los centros cerebrales requeridos para la llamada “memoria de trabajo” que nos ayuda a concentrarnos en nuestras actividades y poner atención en los elementos necesarios para ello. Independientemente de las inclinaciones morales que tengamos al respecto, cabe señalar que no todos los desnudos son pornográficos ni tienen la misma intencionalidad.

La diferencia radica en el mensaje y los elementos. En lo que un desnudo pornográfico es burdo, focalizado en partes muy específicas del cuerpo, mecanizado y tiene un mensaje de cosificación, el desnudo artístico trata exactamente de lo contrario. Bien logrado, este puede abarcar la extensión y acercamiento necesarios al cuerpo completo o a una parte del mismo con una cantidad inmensa de mensajes que ponen en alto la constitución natural del ser humano en su corporeidad plena. Es decir, uno de sus mayores objetivos es honrar nuestra naturaleza.

Aclarado este punto, podemos descansar sobre un criterio cuidadoso y armonioso para elegir las imágenes de desnudos con las cuales estimular esta parte de nuestra inteligencia sexual, ya que de este modo será más probable que tengamos relaciones sexuales exitosas (sea lo que sea eso para nosotros), y con esto lograremos a la vez otros avances en nuestras capacidades cognitivas, ya que también se ha demostrado en otros estudios que la actividad sexual frecuente es un factor para la manutención de la memoria a largo plazo y otros procesos mentales.

De esta manera solo cabe concluir que ejercer nuestra sexualidad de manera plena es una manera de volvernos cada vez más inteligentes.