Recientemente circula por diferentes medios electrónicos la noticia de que se ha propuesto una nueva ley de regulación de las uniones matrimoniales en Irak basada en preceptos religiosos y políticos de la región que permitirían que el hombre, además de tener varias esposas, pueda casarse con niñas de 9 años de edad.

La noticia obviamente ha desatado controversia en los países en donde se ha dado a conocer, ya que fuera de aquellos donde no hay prácticas religiosas islámicas, tenemos otras costumbres que nos hacen ver esto de una forma acorde a nuestra propia cultura, y desde luego el resultado es aberración y contrariedad.

La ley en vigor establece que para las mujeres la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años. En la nueva no se especifica una, solo se da por sentado que las niñas se convierten en mujeres a los 9 años de edad.

También se especifican condiciones de “igualdad” para todas las esposas por parte de sus cónyuges, ya que deben pasar igual número de noches con cada una y nunca tener relaciones sexuales con una en presencia de las demás a menos que todas estén de acuerdo. De manera contradictoria se establece también que no es necesario tener en cuenta la voluntad de la mujer para tener relaciones sexuales con ella, de modo que técnicamente la violación es válida.

Ha sido declarado por Hanaa Edwar (dirigente de la asociación “Al Amal” que significa “Esperanza” en árabe) que "este proyecto de ley es un crimen humanitario y una violación de los derechos de los niños". Quienes apoyan el proyecto afirman que la ley sólo regula prácticas que ya existen.

A esto debemos agregar que un acto sexual no es señalado como patológico siempre y cuando todas las personas que participan estén de acuerdo y tengan la capacidad y madurez, tanto física como psicológica, de saber a lo que están accediendo y afrontar las consecuencias de tal acto. Esto excluye en muchos sentidos a los niños, a las personas con discapacidad intelectual, y a todo aquel organismo que no esté en condiciones de dar su consentimiento para algo así.

El punto de esto es que aunque las niñas y los hombres implicados en estos actos están en una cultura que promueve estas situaciones, ellas no tienen la madurez física ni emocional para dar su autorización para sostener un coito y las consecuencias que conlleva. Obviamente el hecho de que no se tome en cuenta su voluntad, viola además de su organismo, sus derechos sexuales y de cualquier mujer en el país y de la edad que sea.

Según analistas, esta propuesta está lejos de ser aprobada y de tratarse necesariamente de la regulación de las prácticas sociales, sino más bien de fines políticos que acercan a quienes lo proponen a los grupos fundamentalistas del país.

Esto pone de relieve que más allá de lo aceptable que es un acto sexual por sí mismo, también hemos de darnos cuenta de donde viene la prohibición o permiso para hacerlo, ya que es incongruente que se esté aprobando la violencia sexual hacia niñas de 9 años en un lugar y en otros no se permita hablar sobre el uso del condón.