Dado que hoy se celebra el día del niño, aprovecharé para recordar algunos puntos en cuanto a su sexualidad que es importante tomar en cuenta cuando estamos cerca de ellos.
Si usted ha seguido esta publicación en las más recientes semanas, ha notado que en diferentes partes del mundo y de este país, se están haciendo esfuerzos por defender, tanto como transgresiones a los derechos sexuales de las niñas y los niños que obviamente no podemos abarcar por completo en estas líneas.
Sin embargo, cabe destacar que es inminente la necesidad de poner atención a la sexualidad en los primeros años de vida, ya que estos son fundamentales en el desarrollo integral de todo ser humano y es ahí donde se forjan las bases para un comportamiento sexual sano en la adolescencia, la adultez y el resto de la vida.
En la nota pasada hablábamos un poco sobre el juego sexual y su papel en el desarrollo de nuestra idea del mundo, y otro poco sobre la posibilidad muy baja de determinar la preferencia sexual durante la infancia.
En esta ocasión ahondaremos en los temas que es prudente abordar con nuestros niños pequeños en el momento en el que ellos mismos nos manifiesten que es necesario o que están listos para conocerlos, y esto suele ser a muy temprana edad.
Un ejemplo de esto son los nombres correctos de las partes del cuerpo. Pocas cosas dañan nuestro esquema corporal mental como hacer esto, dado que de esta manera promovemos que los órganos sexuales no sean parte de nuestra identidad y diario acontecer aunque hagamos uso y limpieza de los mismos.
De esta manera los hacemos motivo de vergüenza, ocultamiento y tema del que no se habla en muchos contextos, pero libre de tratarse en el juego del albur que contribuye por sí mismo a dejar la sexualidad en un papel burdo y alejado de lo que es “correcto” o “aceptable”.
Así, cuando los niños llegan a la pubertad y se les habla sobre los cambios que debemos de esperar, podemos encontrar algunas respuestas como risas nerviosas, que se volteen a otra parte o simplemente no quieran escuchar al respecto por vergüenza o por no confiar en los adultos que tiene cerca para tales temas que nunca antes se han abordado con ellos.
Es importante que además de decirles los nombres correctos, les ayudemos a llevar una higiene corporal completa y correcta por sí mismos, así como la clase de tocamientos que no deben permitir por parte de un adulto por muy querido que sea.
De hecho, un punto importante para que cuando lleguen a la adolescencia tengan la apertura para hablar de sexualidad con los adultos cercanos, es ir sembrando y cosechando esta confianza desde que son muy pequeños. Esto reaccionando de manera natural ante sus preguntas y aceptando que no siempre tendremos una respuesta para ellas, pero podemos buscarla juntos frente al monitor o en algún libro con información confiable, o incluso asistiendo a una asesoría educativa con un sexólogo.
De esta manera prevendremos también el abuso sexual, ya que las personas que lo cometen, suelen ser muy cercanas al niño o a la niña en cuestión de confianza, amor, juegos, atención, regalos o cosas que le hagan falta en su seno familiar más cercano.
Además de esto, es importante que no les prohibamos tocar su propio cuerpo, ya que de esta manera lo conocerán. Lo que no debemos olvidar es inculcar que algunos de estos tocamientos deben ser en privado por cuestiones de respeto y seguridad de ellos mismos y otras personas.
Así, estaremos contribuyendo a un desarrollo sexual sano en los niños y niñas que nos rodean, y además, previniendo futuras conductas de riesgo, embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual y otro sin fin de cuestiones que merman sus posibilidades de desenvolvimiento en otros aspectos.