En un estudio reciente donde se entrevistó a 60 mil mujeres, se concluyó que quedarse en casa con los niños y dejar de trabajar es un factor perjudicial para la salud mental que causa estrés, depresión e ira.
De igual manera se ha encontrado que las mujeres que juegan roles amplios como madres, trabajadoras y “todólogas” se estresan demasiado y pueden presentar los mismos síntomas en niveles diferentes de intensidad.
Es pertinente analizar el papel de la maternidad en la identidad femenina donde tiene un papel muy importante, ya que muchas mujeres tienen el ideal de que su plenitud como tal es siendo madres. Sin embargo, hay maneras y circunstancias de llevar a cabo esta labor sin poner en riesgo la salud y bienestar de la mujer o la pareja. Cabe mencionar que si esto se descuida, no solo lo resentirán estos dos elementos de la familia, sino también los propios hijos, a quienes paradójicamente se esfuerzan tanto por proteger y cuidar.
En este sentido lo recomendable es encontrar lo más cercano a un equilibrio en las actividades y proyectos en los que se canaliza la propia energía, de manera que no nos dediquemos a una sola cosa o a todas, pues ambas circunstancias son perjudiciales para la vida plena.
Recordemos que el plan de vida incluye los aspectos: espiritual, intelectual, afectivo, familiar, recreativo, social, corporal, ocupacional, económico, y si existe, de carrera profesional. Obviamente encontrar el equilibrio perfecto entre todo esto es imposible, y habrá momentos en los que daremos prioridad a unos elementos sobre otros, pero siempre intentando no perder la base de todo.
Si nosotras como mujeres con o sin hijos atendemos estos aspectos en la medida de lo posible, será menos probable que vivamos frustradas, deprimidas o en relaciones basadas en violencia. A su vez, esto promoverá que nos sintamos tranquilas, afirmemos nuestra propia identidad como mujeres y madres, no dependeremos patológicamente de otras personas, incluidas nuestras parejas e hijos, y esto finalmente incidirá en la manera en la que vivamos nuestra sexualidad en las diferentes etapas de crianza de ellos y ellas, así como los cambios en nuestras familias y entornos.