Desde hace unas semanas ha habido un gran brote de noticias relacionadas con Rosa del Carmen Verduzco y su albergue en Michoacán de donde se han sacado toneladas de basura y controversia en cuanto a los testimonios de los habitantes y personas que alguna vez estuvieron al cuidado de ella y el personal de “La Gran Familia”.
Hablando específicamente de la desatención sexual que se vive en muchas casas hogar del país, podemos mencionar que entre otras cosas se vive el hacinamiento nocturno por sexos que no evita que los niños y adolescentes se las arreglen para tener relaciones sexuales entre ellos y embarazarse a falta de cualquier tipo de educación de la sexualidad.
A esto se le agregan los abusos sexuales que sufren los internos por parte ya sea del personal o de aquellos que sean más grandes, fuertes o manipuladores. Recordemos que este tipo de abuso va desde los insultos que tienen que ver con la identidad sexual de las personas, el acoso, la violación, entre otros.
Producto de todo esto las cantidades de niños aumentan al interior de las casas y no siempre es porque ingresen más, sino porque van naciendo ahí mismo. Es obvio que también se practican abortos de forma empírica, en condiciones insalubres y que según testigos, se entierran dentro de las mismas instalaciones.
Independientemente de las cuestiones políticas o mediáticas, este es uno de los muchos casos lamentables en donde instancias públicas y privadas desatienden a la ciudadanía en sus estratos más frágiles, específicamente los niños.
Hay quien defiende, justifica o acusa a los integrantes del caso de Mamá Rosa. Lo cierto es que absolutamente nadie merece conformarse con condiciones de miseria, abandono o suciedad porque “sería peor estar en la calle”. Recordemos que todas las personas tenemos derecho a una vida digna, educación, atención, alimento, afecto, seguridad, socialización, sueño, agua limpia para tomar y asearnos, entre muchas otras cosas. Olvidarlo u omitirlo habla por nosotros como una sociedad indolente, donde además el Estado es sobrepasado por las cuestiones que debe atender.
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Para no ir tan lejos, en Baja California viven más de mil 600 menores bajo la tutela del Estado que fueron retirados de sus familias por diferentes clases de abuso u omisión. Hace pocos días fue cerrada la Casa Hogar “El Oasis” en Valle de la Trinidad por acusaciones similares a las descritas más arriba.
El diputado Juan Manuel Molina ha denunciado ante esto que el DIF está destinando mucha de su energía en construir el CRIT y poca en atender a los menores en orfandad, indefensión y abandono, burocratizando y entorpeciendo las labores de las casas hogar que trabajan con recursos y supervisión insuficientes, donde ninguna es sostenida completamente con recursos del Estado.
Así la panorámica, resta decir que mientras no haya condiciones de seguridad y atención por parte de todo el sistema y no solo por el gobierno, difícil será hacer un trabajo de concientización, intervención y educación sexual en esta población que necesita urgentemente ser atendida y sanada no solo en su sexualidad, sino en todo sentido.