Visitante galáctico, es un restaurante de cocina regional, situado en Kunshan, cerca de la Ciudad de Shanghái, con 1.7 millones de habitantes. Independientemente de los platillos emblemáticos de la zona, su comedor es atendido por robots con ruedas, quienes sirven a los clientes su delicioso fideo con won-ton al vapor.
«Es una petición por parte de mi hija menor, me pidió que le fabricara un robot para librarse de los quehaceres domésticos», explicó Song Yugang, propietario del establecimiento. Fue entonces, al interesarse en la robótica, que se le ocurrió la idea de crear un personal mecánico para su restaurante, incluso para la cocina.
Cada robot le cuesta a Song unos 4.000 yuanes, es decir el equivalente de un salario anual de un trabajador de carne y hueso. «Los robots pueden entender unas cuarenta frases y consignas de la vida diaria y sobre todo, no se enferman, ni piden vacaciones», dice Song entusiasmado. Según él, basta con cargar sus baterías dos horas diarias para lograr una autonomía de cinco horas.
Este restaurante futurista no es el primero en abrir sus puertas en China. Un restaurante de Harbin (noreste de China), con personal robótico, abrió sus puertas desde 2012. El precio de la mano de obra en China se ha incrementado de forma significativa en los últimos años, alentando a las empresas del sector a acelerar los procesos de automatización.