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Esmalte de uñas anti-violación

En serio... Hablemos de sexo

  
Nota publicada el 3 de septiembre de 2014
por Rocío Linares

En Carolina del Norte, Estados Unidos, un grupo de jóvenes universitarios están desarrollando Undercover Colors, un barniz de uñas que cambia de color al detectar en las bebidas ciertas drogas que son utilizadas para dormir a las mujeres para atacarlas sexualmente.

Actualmente no ha salido a la venta y sigue en periodo de prueba, pero la idea es que las chicas puedan pintarse las uñas con este barniz, que, al salir a divertirse y revolver con uno de sus dedos las bebidas que les sean servidas para que, si la pintura cambia de color, poder irse del lugar y evitar ser violadas.

Dicha iniciativa ha sido seguida por las redes sociales en muchos países y aplaudida por algunos. Lo que no esperaban es la oposición de los grupos feministas y anti-violación que trabajan no únicamente en Estados Unidos, sino en otros lugares.

La razón de dicha oposición estriba en que se está poniendo la responsabilidad de no ser violada en la mujer en vez de educar a las personas para evitar agredir sexualmente a otras, específicamente a los varones, ya que estos actos son llevados en un 90% por hombres.

Desde luego, existen muchos dispositivos tecnológicos que ayudan a “prevenir” la violación desde la mujer: gas pimienta, condones femeninos que desgarran el pene del extraño que ataca, cinturones difíciles de maniobrar, ropa que no se desgarra, etc.

Poniéndonos a pensar en las buenas intenciones de los dispositivos mencionados, desde luego que sirven para lo que fueron diseñados, pero estamos hablando de que la mujer podrá evitar la penetración, no el ataque mismo, que es lo que principalmente queda insidiosamente insertado en la mente de quien ha sido sexualmente violentado. Visto así, la penetración es uno de muchos factores que afectan incluso más, como el sentimiento de cosificación, de vulnerabilidad, el miedo, la impotencia, la ira, la tristeza, la desesperación, entre otros.

Algo más que hay que tomar en cuenta es que ninguno de estos dispositivos cuenta con la posibilidad de que un hombre (heterosexual, homosexual, bisexual, travesti, transgénero o transexual) pueda sufrir una agresión sexual, a menos que use el mencionado barniz.

Otra de las cosas es que gran parte de las agresiones sexuales suceden en ambientes conocidos por las mujeres. Su casa, su familia, su pareja o alguien que sea cercano y que amenaza desde algo más profundo que lo físico.

Se podría argumentar que todos estos aditamentos están diseñados para protegerlas solo durante la salida “de antro”, donde en muchas ocasiones las personas buscan tener encuentros sexuales casuales y no piensan en “prevenir el contacto”. En ese caso, idealmente estaríamos hablando de estar ambas partes despiertas y consientes para dar consentimiento de la actividad sexual que se llevará a cabo.

Viendo todos estos factores, no es de extrañar que las facciones feministas a favor de la equidad de género (que todos y todas podamos tener acceso al cumplimiento integral de nuestros derechos y al desarrollo de todas nuestras posibilidades sin discriminación por pertenecer a un género) y no de la superioridad de la mujer, estén criticando esta iniciativa que deja de lado la educación de la sexualidad.

Cuesta mucho cuestionarlo, sobre todo cuando normalizamos conductas como las dominaciones (obvias y vedadas) del hombre sobre la mujer, y seguimos haciendo flacos favores para solucionar situaciones que van mucho más allá.

Si bien Undercover Colors es potencialmente una gran herramienta, práctica para quienes deseen usarla una vez que salga a la venta, que tranquilizará en algo a muchos papás cuando sus hijas salgan de noche y de hecho prevendrá en algunos casos, quedará muy distante de solucionar el problema en sí.

Queda pendiente seguir el camino de cambiar la “cultura de la violación”, que desde luego es más difícil que pintarse las uñas y es altamente resistente por tratarse de algo que viene insertado en las culturas durante cientos de años, conviene a algunos y afecta a muchas alrededor del mundo.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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