Después del anuncio que hiciera el gigante Google sobre el lanzamiento de sus famosos lentes, solo el precio de salida logró cambió las sonrisas por expresiones de frustración: Nada menos que mil quinientos dólares. Quedó claro que el producto no estaría al alcance del público en general y que sería necesario un nuevo rumbo que parece haber aparecido finalmente.
Aunque el proceso de comercialización lleva apenas unos meses y por el momento no hay indicios de que se decrete como fracaso económico, el sector industrial podría entrar al rescate por medio de empresas desarrolladoras, dispuestas a crear aplicaciones especializadas para distintos sectores.
Este es el caso de Ian Shakil, egresado de la escuela de negocios de Stanford, que mientras trabajaba en desarrollar dispositivos electrónicos “estirables” para aplicaciones médicas, conoció los Google Glasses y decidió crear aplicaciones especializadas en la tarea de los médicos, por ejemplo, acceder al expediente del paciente sin necesidad de perder tiempo en el papeleo de los archivos.
Pensar que este producto es una herramienta de trabajo más que un accesorio de moda, podría romper las barreras que impone el precio y convertirse en una alternativa más para aquellas empresas que necesitan dotar de equipo a sus trabajadores.
Ahora, el mensaje que podría encabezar las siguientes campañas publicitarias, está relacionado con el hecho de que algunas personas utilizan cascos o cinturones con herramientas especializadas, lo que convertiría a los famosos lentes en una especie de insignia intelectual, opina Tom Rickert, ex empleado de Google que ahora trabaja en una empresa de tecnología para vestir.
Por el momento, el portador regular de unos lentes que fácilmente pueden detectarse como muy costosos, es simplemente un blanco para los asaltantes callejeros.