Uno de los problemas más recurrentes a la hora de tener relaciones sexuales (coitales) son las disfunciones sexuales, que son alteraciones repetitivas en nuestra respuesta sexual que pueden ser molestas para quien la padece o, como sucede comúnmente, para la pareja o parejas de la persona.
Se dice que algunas de las causas por las que se pueden dar es por condiciones biológicas como enfermedades, edad, embarazo o problemas hormonales. También pueden darse por alteraciones de orden psicológico como el estrés laboral o al interior de la relación de pareja; por condiciones sociales como el hacinamiento o la mala economía; por factores educativos como la culpa inculcada en algunas personas respecto al ejercicio de su sexualidad o por sentir placer con “lo que no debería”; etc.
Sea cual sea la causa, debemos tener claro que cada una trae de la mano otras tantas, y por lo tanto tomar Viagra® para una disfunción eréctil puede ayudar un poco pero no resuelve el problema. Es como el equivalente a tomar una aspirina para un dolor de cabeza que no sabemos a ciencia cierta si es por estrés o es un síntoma primario de algo más grave.
Hay muchos tipos de disfunciones sexuales. Se dice que el más común (o al menos el más publicitado) es la disfunción eréctil, misma en la que el varón no logra mantener el pene erecto el tiempo suficiente para lograr una penetración satisfactoria para él o para su pareja.
También existen otras disfunciones masculinas como la eyaculación precoz o la eyaculación retardada, que pese a que se dice que es poco común, no ha dejado de ser tema de consulta, al menos en mi consultorio.
Las disfunciones sexuales femeninas son otro tema a tomar en cuenta. El vaginismo es una contracción involuntaria de los músculos de la vagina que impide la penetración. Otras mujeres refieren que sienten dolor inexplicable durante las relaciones sexuales, lo que se llama dispareunia.
La hipolubricación vaginal consiste en que la vagina no se lubrica de manera suficiente para que la penetración sea posible sin dolor y por tanto dificulta las relaciones sexuales.
La preorgasmia es la prolongación del tiempo para lograr el orgasmo, otra vez, de manera que moleste a la mujer o a su pareja. Una que aun hoy es muy común y que generalmente obedece a cuestiones educativas es la anorgasmia, que es la dificultad acentuada o la imposibilidad de alcanzar el orgasmo.
Algo que casi no se sabe es que los hombres también pueden tener anorgasmia, incluso los que eyaculan, pues aunque se dan muy juntos, la eyaculación y el orgasmo son fenómenos independientes.
Entre las que pueden afectar a cualquier persona está la apatía sexual que es un adormecimiento del deseo sexual y que se puede dar en general, hacia la pareja o hacia cierta circunstancia.
Una disfunción de pareja es la disritmia sexual, que es cuando los miembros de la pareja tienen ritmos sexuales diferentes al grado que esto les provoca malestar o desacuerdos con la frecuencia o el momento en el que van a poder tener relaciones sexuales.
Cabe decir que cualquiera de estas disfunciones puede aparecer en cualquier acuerdo de relación, de cualquier relación, en personas o parejas de cualquier preferencia sexual.
Cualquiera que sea el caso, es importante que no corramos a la farmacia a comprar un gel lubricante, un Viagra® o un juguete con la esperanza de que esto será la solución a cualquier problema sexual. Esto puede ser causa de desilusiones y distanciamientos emocionales, sexuales y comunicacionales entre la pareja que busca sanar su vida sexual. Por el contrario, es ideal que se visite al servicio de salud necesario de acuerdo a la causa de la disfunción sexual, ya sea el médico, el psicólogo o el sexólogo.