Sacha y Cedrique tuvieron la idea de presentarse en una convención de alimentos que se celebra cada año en Houten (Países Bajos), con el supuesto propósito de brindar algunos de los alimentos que ofrecen en su restaurante. Pero en realidad es una broma, colocaron en su stand los alimentos adquiridos en la cadena de comida rápida McDonald’s y los presentaron a visitantes y expertos de la feria como “fast food ecológica”: hamburguesas, nuggets, ensaladas, magdalenas, coulants, fruta, etc.
Evidentemente, todos los alimentos han sufrido una transformación, las hamburguesas y los Mcnuggets se han cortado en trozos, las ensaladas se han repartido en pequeñas porciones y lo mismo ha ocurrido con los postres, de este modo se disfrazan los productos para que no delaten su verdadero origen. Los jóvenes relatan que en esta convención pasean varios reconocidos expertos internacionales del sector, ¿qué piensan ellos de las propuestas que van a ofrecerles?
A juzgar por los resultados, parece que es muy fácil confundir alimentos rápido con los ecológicos o de clase gourmet, los visitantes opinaron que los McNuggets sabían a auténtico pollo, “son bocados agradables, sabrosos y con buena consistencia”, la opinión sobre todos los productos es totalmente satisfactoria, ninguno de ellos ha detectado que se trata de alimentos elaborados en una cadena de restaurantes de comida rápida. Esta burla nos recuerda un estudio que demostraba que la etiqueta puede hacer mejor a un alimento, es decir, mejora la percepción y predisposición del consumidor que lo acepta como un producto más saludable y con mayores cualidades organolépticas, aunque en realidad no sea un producto ni ecológico ni saludable.