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Bisexualidad masculina en el mundo heterosexista

En serio... Hablemos de sexo

  
Nota publicada el 7 de enero de 2015
por Rocío Linares

Antes de la temporada más intensamente navideña había publicado una nota sobre bisexualidad femenina que fue retroalimentada de formas muy positivas por quienes se identificaron con algunos puntos o comprendieron algunos otros. De ahí me quedé con la inquietud de hablar otro tanto sobre lo que sucede con los varones.

Como dije antes, para las mujeres bisexuales el heterosexismo tiene sus implicaciones características y desde luego para los varones no cabe la excepción.

Poco antes de que terminara el 2014, el Journal of Consulting and Clinical Psychology publicó un estudio en el que se afirma que los hombres bisexuales tienen mayor probabilidad de sufrir problemas de salud mental que los de otras preferencias. Obviamente esto no se debe a la preferencia por sí sola, sino por el hecho de que a menudo, por miedo, mantienen sus relaciones en secreto (de forma más común las que mantienen con hombres) y los grandes secretos pueden ser difíciles de manejar hasta provocar ansiedad, depresión y otras enfermedades.

En el estudio llevado a cabo en Nueva York se encontró que ninguno de los entrevistados casados le habían comunicado a sus esposas sobre sus relaciones anteriores o actuales con otros hombres.

Esto puede deberse en parte a la homofobia, tanto externa como internalizada, que viven los bisexuales, aunado a la incomprensión de su preferencia, los lleva a encontrarse con una larga serie de mitos sobre ellos y con el denominado “doble clóset”: para mis amigos heterosexuales soy buga y para mis amigos homosexuales soy gay.

Para el hombre bisexual suele ser más difícil salir del closet que para una mujer, pues como comentábamos antes, la mujer tiene el “permiso” de ciertos contextos para exhibir su bisexualidad (supuesta o real) a cambio de atención y estatus. En cambio el varón, visto desde el heterosexismo, pone en entredicho su identidad como varón, y con ello en vez de ganar, pierde estatus, convirtiéndose más fácilmente en un indefinido, cuando no en un pervertido, y rechazado por ambos círculos de su entorno social, el hetero y el homosexual.

Además de esto, tenemos el punto de la pornografía (lamentablemente las personas siguen buscando información sobre estos temas ahí) en donde nuevamente se deja una idea errónea de la bisexualidad del varón, donde este participa en tríos sexuales cuando esto no necesariamente es así. Aunado a esto, con frecuencia aparecen personas transgénero en esta categoría, haciendo complicada la distinción de estos términos para quienes pasan por estas situaciones, generando mayores confusiones.

Obviamente no todo está perdido. Está demostrado que el encubrimiento asociado con problemas de salud mental aplica mayormente en los hombres que tienen sentimientos homofóbicos hacia sí mismos y que carecen de un buen apoyo social, es decir, por parte de sus entornos más cercanos como su familia, y más tarde su grupo de amigos y compañeros de trabajo.

De este modo, si tenemos un varón bisexual cerca, en especial si es adolescente, es necesario que como entorno tengamos la calma y conciencia de no juzgarle ni caer en estereotipos dañinos que pueden marcar su autoestima de formas bastante negativas.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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