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Cincuenta sombras (segunda parte)

En serio, hablemos de sexo

  
Nota publicada el 25 de febrero de 2015
por Rocío Linares

Hace pocos días, cuando consideré que tal vez la afluencia de personas no sería tanta, fui al cine a ver la primera película de la saga de la cual actualmente profesionistas de diversas áreas de las ciencias sociales y muchas personas han acribillado con severas críticas.

Los elementos que el guión cinematográfico rescata hacen que la película tenga un mejor ritmo que la lectura. Si les pareció lenta y no han leído el libro, se los advierto, no lo lean. También se ha dicho que si la historia es sosa, y lo que rescato de ahí es que el libro entra mucho más en detalles sobre la relación de ellos, los desacuerdos que tienen tratando de comunicar dos planetas diferentes, como ya se los había comentado en otra nota. Hay muchos detalles que eran rescatables, casi interesantes, que se dejaron de lado.

Tal como lo sospechaba, no se hicieron algunos pasajes explícitamente sexuales que daban a conocer artefactos interesantes y menos estereotipados que los instrumentos de cuero y los antifaces. En cambio, entregaron la visión del cuerpo femenino desnudo sin tantos tapujos pero el del hombre se sigue censurando. ¿Por qué si se puede ver senos y curvas y no se puede ver un pene en una película que de entrada es para adultos?

Estoy de acuerdo en que existen clasificaciones de películas para adultos, soft porn es en la que caería esto. Pero no deja de ser absurdo que no se muestre el sexo oral que en la lectura ella hace con tanto gozo, las bolas plateadas, entre otras cosas.

Feministas y/o sexólogos(as) se han pronunciado contra las innumerables muestras de violencia de género en las que se centra la película para ser vendible por encima incluso de lo que se pudiera rescatar con muchos esfuerzos sobre la historia de los personajes. Respecto a esto, efectivamente, seguimos teniendo una cultura de normalización de la violencia que se recrudece y explota más aún en la segunda lectura, de la que les hablaré en otra ocasión.

¿Por qué la violencia de género sigue vendiendo? Se dice que nosotras tenemos la libertad de salir a la calle a trabajar, a votar, a ser madres solteras sin que alguien pueda decir algo, pero ahí no termina. Si algo se rescata aquí es el ejemplo de cómo las historias absurdas nos pueden hacer ir al cine y cambiar temporalmente nuestras conductas. Un ejemplo de esto es que aumentaron las ventas de los artefactos para BDSM desde que la saga se puso de moda. Incluso arrestaron a una persona durante el primer fin de semana que estuvo en cartelera porque se estaba masturbando en una sala cinematográfica.

Lo positivo es que hoy se habla desde una perspectiva milimétricamente diferente de la práctica que es elemento de morbo-vendible de la saga, que casualmente aparece muy poco y además está planteada de una forma que no es la más certera en lo que de verdad se trata el BDSM. Se habla desde la heteronormatividad, rodeada de detalles telenovelescos y mezclándose con la clase de romanticismo que es precursor de la codependencia.

Algo que también rescato de la película es que finalmente el vello púbico ha regresado a protagonizar algunas tomas. ¿Por qué? Es una parte natural del cuerpo que tiene su razón de ser y que se había estado omitiendo de forma bastante rara en algunas películas y en gran parte del material pornográfico.

Espero que en la versión de la directora (si es que la hay, ya que tengo entendido que quería renunciar al proyecto por desacuerdos con la autora) ahonden más en los detalles de la negociación entre ellos, pues esto de “¿qué voy a obtener yo de todo esto?” que le dice Ana a Christian tenía una respuesta mejor argumentada que “A mi” en el libro.

No lo defiendo, es de una calidad muy cuestionable. Sin embargo, en mi punto de vista se puede sacar una lección constructiva prácticamente de todo, y además se trata de un producto de venta. No intenta ser un material educativo en primer lugar, es solo la fantasía de alguien que tuvo la suerte de poderla llevar a la pantalla grande y a la venta de millones de ejemplares en varios idiomas. Nada más.

Si nos vamos a educar sobre la verdadera práctica BDSM, atendamos a materiales que sean para esto y no los que están de moda actualmente.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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