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Feminismos

En serio... hablemos de sexo

  
Nota publicada el 18 de marzo de 2015
por Rocío Linares

Hace poco más de una semana se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, fecha que mucha gente usa como un pretexto para celebrar y “felicitar” de dientes para afuera a las mujeres que tiene cerca por el hecho de serlo. Una vez acabado el furor de esta llamada celebración y que algunos se convirtieron en “feministas por un día”, les comparto lo que esta palabrita quiere decir.

Como saben nada es casualidad, y como hace poco alguien intentó usarla para ofenderme sin conseguirlo, y supongo que les sucede a muchas mujeres que opinan, se defienden o no tienen una idea particularmente tradicional de su rol en sociedad. Esta anécdota en particular me parece, a la vez que graciosa, fruto de una serie de malentendidos que históricamente se han hecho sobre él. Primero que nada, es claro que el feminismo no es lo opuesto al machismo, pues no busca la segregación masculina.

El feminismo es un conjunto heterogéneo de ideologías, movimientos culturales y políticos que tienen como objetivo la búsqueda de la equidad en los derechos de los varones y las mujeres. Cabe mencionar que con frecuencia se usa la palabra “igualdad” indistintamente como si se tratara de equidad cuando esto no es así. No podemos hablar de igualdad cuando de entrada no somos iguales pese a lo que muchas personas interpreten con esta frase. Si nos detenemos un poquito a pensar en por qué lo digo, esto se trata de las inminentes diferencias biológicas que tenemos porque nuestra genética, herencia, desarrollo hormonal y otros detalles así lo dicen. A eso se le agregan las cuestiones culturales. Obviamente esto da como consecuencia que mi resistencia física, fuerza, las inteligencias que pueda desarrollar sean diferentes a las de cualquier otra persona, sea ésta varón o mujer. Somos diversos, por tanto la igualdad está un tanto obsoleta para estos propósitos. En cambio el concepto de equidad queda mejor, pues se persigue que de forma justa cada quien tenga acceso a lo que necesita y devuelva a la sociedad lo que puede de acuerdo a estas mismas capacidades y derechos; es decir, que la explotación no se dé en ninguna dirección.

Otro objetivo del feminismo es cuestionar la dominación y la violencia de los hombres sobre las mujeres y la asignación de roles sociales según el género. Es obvio que, al principio de nuestros tiempos, había que hacer una división del trabajo y me parece que el hecho de ser una “división sexual” hasta fue práctico en su momento: para la mujer siempre embarazada (porque había que poblar) era más fácil quedarse en casa y recolectar frutos; y para el hombre, siempre más fuerte físicamente e imposibilitado para embarazarse, salía a cazar y a defender el territorio. Incluso está en nuestra biología. Donde la puerca torció el rabo fue el día que estas diferencias nos hicieron “mejores” o “peores” socialmente y crearon las diferencias sociales entre los hombres y las mujeres, entonces dejamos de estar en equidad. En esta desigualdad que resulta están inmiscuidas las religiones, el Estado (de prácticamente cualquier país) el desarrollo del lenguaje, así como las conveniencias de cada quién, pues para el hombre es generalmente (no para todos, afortunadamente) cómoda la situación, mientras que para la mujer esto es una especie de deber que es muy largo de describir en su origen y alcances.

El feminismo es una teoría crítica (científica) configurada como un proyecto emancipatorio, o sea, con la visión de autonomía para todas y todos. Es un movimiento social, un proceso que se da diferente dependiendo de si estamos en Estados Unidos, Europa, México o cualquier otro lugar.

Este movimiento ha dado origen a una teoría feminista y a varias disciplinas como los estudios de género. Es transformador de las relaciones de poder entre varones y mujeres, y para ello realiza una crítica que entra en conflicto directo con la visión androcéntrica de las cosas, es decir, aquella que centra todo en el poder y las conveniencias de los hombres.

Hay diferentes modalidades del feminismo que incluyen el cultural, el liberal, el radical, el filosófico, el islámico, el lésbico y el transfeminismo, entre otros. Por eso hablamos de “feminismos” en el título de la nota, en plural.

También existe el hembrismo, que es de donde se desprende esta idea de odio y supresión a los hombres y que no tiene todo que ver con la idea original del feminismo y es, por desgracia, la idea que muchas personas tienen sobre él.

Menos que tratar de saber cuál de todos es el bueno, pues cada quien sabe el que le acomoda, hemos de ver que este movimiento dio pie para que las mujeres tengamos acceso a la educación, al voto, a la protección de nuestros derechos sexuales y reproductivos y la supuesta igualdad ante la ley (dependiendo en qué país estemos, como dije), entre otros.

De esta manera, cabe recalcar que antes de usar la palabra “feminista” de forma peyorativa, y mejor aun antes de creérnosla, analicemos lo que decimos y las cosas que hacemos para mantener el sistema androcéntrico y patriarcal en sus más crudas manifestaciones.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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