Aunque existen diversos modelos su forma de funcionamiento es similar: un receptáculo contiene un hilo incandescente que convierte en vapor una gota de líquido, cuyo contenido de nicotina es opcional.

Al no existir combustión como en un cigarro convencional, no existen olores y por eso se considera como una alternativa para “fumar” en los lugares donde esto se prohíbe.

El mensaje de la Cofepris señala: “No existe evidencia científica de que el cigarro electrónico o vapeador es una alternativa médica para dejar de fumar. Al contrario, por su contenido de sustancias tóxicas es un riesgo a la salud humana”.

Y continúa: “En México no existe autorización alguna para la importación, distribución o venta de este producto, catalogado como prohibido por el artículo 16 de la Ley General para el Control del Tabaco”.

Las autoridades, incluso, solicitan que si se detecta la venta ilegal de tabaco o de cigarros electrónicos se denuncie por medio de su sitio web o al teléfono 01800 0335050.