Esta reseña explora, muy superficialmente, como, la historia aparenta un aspecto y difiere substancialmente de la realidad. Por eso es importante estudiar y escudriñar todos los elementos que componen el conjunto de un hecho histórico.
La mazorca de maíz más antigua de la historia
Para conocer esta reliquia uno tendrá que trasladarse al Instituto Smithsonian de Washington, capital de Estados Unidos, pero no en la actualidad sino atrás en tiempo. Desde 1914 y hasta 1934 estuvo en exhibición con la ficha técnica de “la mazorca de maíz más antigua del mundo”. Se tenía por hecho que se trataba de un artículo fosilizado de varios millares de años de antigüedad. Ser explicaba, que había sido adquirido de un “coleccionista de curiosidades” en Cuzco, Perú.
Dicho fósil no estaba considerado como una simple curiosidad. Estaba evaluado que poseía una verdadera importancia científica debido a que, según G. N. Collins en 1919 en un artículo del “Journal of Heredity” decía: “provee la “Primera evidencia tangible de la existencia de esta importante planta cultivada por el hombre”
Este fósil se creía, pertenecía a una, anteriormente desconocida, especie de maíz llamada Zea Antigua.
Es en 1934 que Ronald W. Brown del Servicio Geológico de Estados Unidos decidió acercase e inspeccionar detenidamente esta pieza.
Es entonces que descubre que no era “elote fosilizado”, sino que se trataba de una pieza de alfarería, hecha de barro y que en su interior, hueco, contenía tres pequeñas piedritas. Por deducción determino que se trataba de una sonaja.
En sus anotaciones dejo evidencia que ”es un objeto muy ingenioso, copia de una mazorca de maíz Peruano que el artesano que la hizo, demostró ser un artista de habilidad superior”
Las buenas noticias eran que el artefacto parecía ser de una antigüedad de varios siglos. Era un artículo de valor arqueológico y no de interés biológico.