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Números yumanos

Parte 1: del uno al cinco

  
Nota publicada el 17 de julio de 2015
por Manuel Sánchez

En una de mis columnas anteriores hablaba sobre los números en español y lo difícil que resultaba rastrear su etimología. Para los números yumanos, no es caso contrario. En otra columna, daba cuenta de que había ciertos mecanismos generalizados en las lenguas del mundo para nombrar aquellos número arriba de cinco, ya que usualmente eran operaciones del tipo cinco más uno, o cinco por diez.

En esta primera parte, transcribiré un texto redactado en 1980 por las investigadoras Margaret Langdon y Pamela Munro de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA). El estudio de los números yumanos tiene en realidad poca extensión. Hasta donde he podido investigar, existe otro trabajo por parte de un investigador mexicano llamado Jesús Ángel Ochoa Zazueta quien, en un artículo de la revista de investigación histórica Calafia, hace referencia a los números yumanos, especialmente al número siete. Luego hablaremos en detalle sobre este interesante artículo. Por lo pronto, veamos qué han encontrado las autoras para los números del uno al cinco.

Lo primero que hay que notar es que, el esfuerzo de comparar los números entre las lenguas yumanas tiene como finalidad encontrar la proto-lengua yumana. Se infiere que todas las variantes de una familia lingüística debieron de haber surgido de una primer lengua hablada hace miles de años (sino es que más). Por medio de explicaciones fonológicas y morfológicas, se puede llegar a encontrar el enlace entre las distintas formas de decir una palabra —en este caso, un número— a través de las lenguas de una familia lingüística.

Sólo colocaré los ejemplos de las lenguas yumanas del territorio mexicano, aunque en algunos casos pondré ejemplos de algunas lenguas norteamericanas para contrastar. En el artículo de Langdon & Munro, aparecen los números del uno al diez de por lo menos 11 lenguas de la familia yumana.

Para el número uno, no hay mucha variación entre las lenguas de la familia. En walapai se dice sit; en havasupai se dice sita; en yavapai se dice ?sitib y en paipai se tiene registrado el srit en donde s y r deben ser pronunciadas como un solo sonido (para escucharlo da click aquí). En cucapa se dice chit; en kiliwa se dice msir y en kumiai se dice ?sin. Todas ellas comparten un sonido parecido a la s para indicar “uno”; aunque se puede rastrear un sonido principal, no se puede llegar a una etimología.

En paipai, kumiai y cucapá, dos se dice jwak; en kiliwa se dice jwak, en donde la k se pronuncia más gutural. De la familia, la forma más rara para decir dos es del mojave que se dice chakawañ aunque la forma jwak se encuentra oculta ahí también: la ch, w y a constituyen la estructura nuclear. El parecido con las otras lenguas es tan grande y su presencia parece ir más allá de las lenguas yumanas, que durante mucho tiempo se propuso que existía una familia lingüística más grande —y más vieja— en la cual se incluían lenguas como el seri, en Sonora o el chontal en Oaxaca, todo por el parecido constante del número dos. La etimología es un poco más transparente que el número uno. En todo caso, la palabra también es utilizada para decir gemelos.

Para tres se dice jmuk en kiliwa, al igual que en dos, esa k se pronuncia más gutural. Basicamente, para kumiai, paipai y cucapa se dice jmuk. Y, al igual que el caso anterior, el mojave es el que tiene la forma más extraña: chakamuñ. Aunque extraña, esta otra palabra empieza a confirmar las sospechas de una raíz: vuelven a aparecer letras constantes, la ch, la m y la u. Esa estructura se vuelve sospecha, en parte por la constancia de las otras lenguas y por otra parte, el que efectivamente aparecen en la versión de mojave. Aun así, no se puede encontrar una etimología. No es el caso con el número cuatro.

En walapai, havasupai y yavapai se dice hopa; en paipai se dice jopa; en kiliwa se dice mnak; en cucapa se dice spap y en kumiai se dice chpap. El más raro es el kiliwa. Pero de todas las demás se puede sugerir una etimología en la cual, la estructura jo-/ho- viene de la raíz jwak “dos”, y la parte final -pa proviene del proyo-yumano pay que significa “todos” o, en este caso “ambos”, lo que tendríamos como una posible reconstrucción “ambos dos”.

Para cinco, llegamos a un punto en común que vincula a la numeración yumana con la mayor parte de las lenguas del mundo. En paipai “cinco” se dice srap, en donde esa combinación s y r no se pronuncia en un solo sonido. Pero no es coincidencia. Para kiliwa se pronuncual sal xpam; en kumiai y cucapá es algo como saarap y en las lenguas Pai del norte se pronuncia thrap en donde esa th se pronuncia como en inglés though. Ahora, la palabra para decir mano se dice sral en donde, en efecto, esa combinación de consonantes sí suenan como un solo sonido. En realidad, la palabra no sólo significa mano sino todo el brazo, incluida la mano. La composición para el número cinco podría provenir de esa palabra, pero le falta algo más. La sugerencia que hacen las autoras es que la segunda parte de la palabra podría ser un verbo-rap. Tendríamos que la primer s de “cinco” sería un acortamiento de la palabra sral, la vocal se elimina y la l se mimetiza con la r. En varias lenguas yumanas, ese verbo significa “poner abajo”. La etimología podría ser algo como “poner abajo la pequeña mano”. Tal vez el sentido proviene en que la mano era contada como un todo y no como el grupo de cinco unidades separables. Me imagino, estar contando con otras personas y decir que “bajo sral” para decir que incluyo en la cuenta uncinco, con el acto físico de bajar todo el brazo. Tal vez.

Como puede verse, identificar la etimología de palabras en lenguas que no tienen tradición escrita resulta difícil, pero no imposible. Hay veces en donde resulta más clara la etimología para estas lenguas de lo que resulta ser para lenguas como el español. Es el caso de la palabra para “cinco”. En la siguiente columna veremos los números del seis al diez, y algunos ejemplos arriba del diez, en donde podremos dar cuenta del funcionamiento de ciertas operaciones matemáticas.

Referencia: Langdon, M. & Munro, P. (1980) “Yuman numerals” en K. Klar, M. Langdon & S. Silver (eds.) “American Indian and Indoeuropean Studies. Papers in Honor of Madison S. Beeler. Nueva York, Paris: Mounton Publishers.

*El signo ? en las expresiones yumanas significa cierre glotal. Algunos otros signos del texto original han tenido que ser cambiados para adaptarlos a los navegadores, sin embargo, se ha buscado mantener el sonido original que expresa la palabra. Para mayor detalle, revisar Langdon & Munro (1980).

Manuel Sánchez. Licenciado en Sociología y Ciencias de la Comunicación UABC. Maestro en Lingüística por la UNISON. manuel.wortens@gmail.com.
 
 

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