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Soy hombre y no puedo eyacular

En serio… hablemos de sexo

  
Nota publicada el 29 de julio de 2015
por Rocío Linares

Siguiendo con lo tratado la semana pasada donde comenzábamos a hablar sobre disfunciones sexuales masculinas, les escribo en esta ocasión acerca de otro fantasma que, a diferencia de la disfunción eréctil, no ha tenido tanta promoción ni es tan conocido comúnmente más que por las personas que la padecen y/o sus parejas.

La incompetencia eyaculatoria es más común de lo que parece. Es cierto que la eyaculación precoz es frecuentemente más reconocible y dramática en sus consecuencias, pero el no poder eyacular y/o llegar al orgasmo suele ser igualmente desconcertante y frustrante para ellos y sus parejas cuando las tienen.

Cuando decimos “incompetencia” esto suele tomarse como un término peyorativo, grosero o discriminatorio. Sin embargo, aclaro que se trata de una incapacidad o falta de desarrollo de una competencia, como cuando estamos entrenando para jugar un deporte. No seremos competentes al principio, sino después de mucha práctica.

Visto así, es claro que nuestra visión de las disfunciones sexuales no es desde la enfermedad sino desde la oportunidad de desarrollar habilidades que tal vez no se tenían contempladas. En otras palabras, no son un problema sino un reto. Esto, claro, descartando que se deban a una cuestión de salud física, y aun así son superables.

Técnicamente la incompetencia eyaculatoria es la incapacidad de eyacular aun cuando existen deseo, excitación y erección. Al igual que las otras disfunciones, puede deberse a un factor biológico (enfermedad u otra cuestión natural), psicológico, educativo, social, etc.

Es importante tratarla, ya que a veces es interpretada como que el hombre puede durar más tiempo en el acto sexual y satisfacer mejor a su pareja, pero el hecho de que él no pueda eyacular y/o llegar al orgasmo cuando lo desea, que no es lo mismo, puede traerle insatisfacción y frustración a él, trayendo con esto entre otras cosas, una posible disfunción eréctil por la ansiedad que esto puede causar.

Esto, sin hablar de que a veces la pareja puede pensar que no es suficientemente atractiva o buena para realizar el acto sexual como para hacer que su pareja tenga una eyaculación u orgasmo, y esta idea basta para que ella o él desarrolle una disfunción sexual secundaria o bien comience a haber problemas de comunicación y afección en otras áreas de la vida de la pareja.

Para tratar esto, es necesario pasar por un proceso integral de tratamiento que se adapte a las necesidades de cada hombre y su pareja si existe. Cuando esto comienza, es necesario descartar que se trata de un problema médico, y si de esto se trata, hacer lo necesario. Inminentemente también se acompañará al cliente para que lidie con lo que esta situación le da en otras áreas de su vida.

También es común que los sexólogos clínicos invitemos a nuestros clientes a seguir una serie de ejercicios para desarrollar su competencia eyaculatoria a placer y de una forma saludable. Esto acompañado de un proceso integral de ayuda que le dé al cliente las herramientas necesarias para su crecimiento personal en su sexualidad.

Rocío Linares. Licenciada en Psicología UABC. Maestra en Sexología Educativa, Sensibilización y Manejo de Grupos IMESEX. rociolj84@gmail.com
 
 

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