Frecuentemente encontramos materiales que nos aconsejan sobre cómo tener mejores relaciones sexuales, sentir más, durar más tiempo. En general del aumento de todo lo que tiene que ver con la actividad sexual.
Pocas veces hablamos de que estamos fuera de sintonía en nuestra actividad coital y que de hecho es lo último que quisiéramos hacer.
La apatía sexual es una disfunción sexual que puede aparecer tanto en hombres como en mujeres de cualquier preferencia o identidad y en cualquier circunstancia. Se trata de la ausencia o deficiencia persistente o recurrente de fantasías sexuales y deseo por tener actividad sexual.
Los factores que pueden contribuir a que una persona o pareja desarrolle apatía sexual son, entre otros, todos aquellos que puedan ocasionar dolor, molestia, debilidad o incapacidad en alguien. Observemos aquí que lo que puede ser molesto para una persona, puede pasar desapercibido por otra. Es necesario preguntar antes de asumir en cuanto a lo que significan las pequeñas y grandes cosas que nos suceden en el cuerpo y en la vida.
Ejemplos de esto pueden ser condiciones, dolores o enfermedades corporales que limiten o no la movilidad; pueden ir desde el dolor de cabeza, la gripe, lesiones en proceso de sanación, descompensaciones producto del mal cuidado de la diabetes o la hipertensión, etc.
A esto podemos agregar malestares al interior de la relación de pareja, que muchas veces son causa de que se vayan espaciando las relaciones sexuales hasta suprimirlas, o en la que tenemos más íntimamente con nosotros mismos. Si no estamos a gusto con nosotros, no estaremos a gusto con compartirnos con otras personas. A esto se suman el estrés laboral y las afecciones en las relaciones interpersonales fuera de la pareja.
Algo importante es que para poder diagnosticar una apatía sexual debemos tomar en cuenta el punto de vista de quien la padece. Hay personas para las que no tener ganas de tener actividad sexual no representa un problema, en especial cuando no tienen una pareja que requiere de tenerlas, o de tenerlas con más frecuencia que ellos o ellas.
En el momento en el que la situación es molesta para la persona y además es recurrente, hablamos de una apatía sexual. Además de esto será necesario distinguir si se trata de una disfunción que es característica de esta relación de pareja (si existe) o si la persona la ha presentado durante más tiempo y en otras circunstancias.
La apatía sexual, como las demás disfunciones, puede tratarse de forma individual o en pareja por parte de un profesional de la salud mental que preferentemente tenga una formación en el área de la sexualidad.
Entre las medidas básicas que se recomiendan para tratar de reactivar el deseo sexual, está estimular la capacidad para fantasear, ya que esta suele estar fuera de frecuencia cuando cursamos por una apatía sexual. Aunado a esto, está la solución y tratamiento de los problemas de relaciones personales, de pareja, sociales y demás que puedan estar influyendo en el deseo sexual.
En este punto cabe aclarar que la pastilla azul puede ser de ayuda cuando existe deseo pero no erección, y por tanto no se recomienda para este tipo de disfunción, ya que esta no estimula el deseo.