Indiscutiblemente que uno de los procesos más determinantes en la formación de nuestra península de Baja california se dio como consecuencia del otorgamiento de los derechos de colonización que el gobierno federal de la era de Don Porfirio Díaz diera a la Compañía Mexicana Colonizadora (The American Company).

Existe un aspecto nacionalista y tiene partidarios que aún critican esto como un hecho lamentable y no lo discuto. Sin hacer prejuicios ni establecer perjuicios hago referencia a circunstancias que de una forma u otra presentaron al mundo a nuestra península y, por esas circunstancias, se pobló y mucho de lo que hoy somos y tenemos es, sin duda, una consecuencia lógica de ese proceso.

Hay en la historia de la literatura mundial tres miembros de una familia de escritores, tres generaciones, que al través de parte de dos siglos le compartieron al mundo sus grandes talentos de creatividad literaria, su magnífica prosa de narrativa y sus grandes poderes de descripción.

Esta familia lleva el nombre de Nordhoff:

El patriarca fue Charles Nordhoff quien nació en 1830 en Prusia y murió en 1901 en San Francisco California.

Fue periodista y escritor, creció y se educó en los Estados Unidos. Viajo a California y a Hawái por primera vez entre 1871 y 1873, como resultado de estos viajes publico el libro “California for Health, Pleasure and Residence” en 1882. Un libro que resulto altamente popular ya que promovió definitivamente la migración y mucho de la colonización del estado de California.

Para el resto del mundo, en la segunda mitad de los años de 1800s, California era el extremo poniente del “Old West” y la mayoría de la población en ese estado vivía los efectos de una migración masiva de todas las razas por efectos de los descubrimientos de oro en las altas montañas de la Sierra Nevada. Con la publicación de Charles Nordhoff presento un panorama de las grandes riquezas naturales y lo benevolente de su clima, la amplitud de sus comarcas y la abundancia de tierras fértiles en espera de ser utilizadas.

El efecto fue extraordinario. Llegaron inmigrantes que no buscaban la riqueza instantánea y efímera del hallazgo de oro. Estos nuevos pobladores venían a fincar un futuro a base de esfuerzo, dedicación y perseverancia. No en balde California se convirtió en lo que es.

Nos cuenta la historia que la “Mexican International Company” La compañía “Americana” que recién había obtenido la concesión de promover la venta de terrenos en la mitad norte de la península de Baja California (un poco más de 7 millones de hectáreas) en su afán de despertar el interés, principalmente, de los estadounidenses estableció un contrato con Charles Nordhoff para que hiciera, con su talento de narrador, una descripción de esta comarca.

Cuando Charles Nordhoff hizo su primer viaje la costa del Pacifico Mexicano y vio por primera vez la majestuosa Bahía de Todos Santos sintió una especial atracción por esta tierra, en ese entonces, sumamente desconocida, de inmediato percibió, con los ojos de gran visionario literario las grandes posibilidades que estaban “escondidas” y que él, tendría la responsabilidad de darlas a conocer al mundo entero. Según los términos del contrato, recibió título de propiedad de lo que el describió en su libro: “un pequeño terreno que yo seleccione y pague“. Este “ranchito” tenía una superficie de poco más de 20 mil hectáreas. Y se ubicaba en el macizo de Punta Banda.

En ese tiempo, 1887, el hijo mayor de Charles, Walter Nordhoff (nacido en 1855 y muerto en 1937), vivía en Inglaterra donde era corresponsal y escritor, vivía con su esposa Sarah Cope y su pequeño hijo Charles Bernard Nordhoff. Charles padre, le envía a su hijo Walter los detalles de su adquisición y lo conmina a que se haga cargo de la propiedad en México.

Las evidencias apuntan que Charles encargo a su hijo Walter el cuidado y desarrollo de su “ranchito” desde donde se contemplaba una amplia y maravillosa vista de la cautivadora Bahía de Todos los Santos, que en días claros se podía divisar hasta la punta El Descanso unos 60 kilómetros al norte de Ensenada.

Walter, se dice, vivió y construyo las primeras edificación de lo que llego a ser “El Ramajal” su estadía, al frente del proyecto duro solamente un par de años. Walter nunca pudo acostumbrase a la vida rustica y sus esfuerzos para crear un gran negocio a agricultura, ganadería y turismo no fructificaron. Siendo que su educación era la de ingeniería de minas y como tal, a principios de los 1900s se mudó a Redlands, California donde estableció una compañía de materiales de construcción, mucho de los mismos eran importados de las vastas zonas mineras de la Península de Baja California.

Sin embargo la semilla de su amor por Baja california si estaba bien sembrada y esa semilla si fructifico. Recorrió lo largo y ancho de la península de Baja California y dejo un legado maravilloso. Demostrando un increíble talento literario, escribió, ocultando su ilustre apellido de Nordhoff, bajo el seudónimo de Antonio de Fierro Blanco el libro “The Journey of the Flame” (La jornada de la llamarada), Una excelente narrativa que refiere la travesía de toda una vida de Don Juan Obrigon, quien a sus 104 años relata paso a paso su épica jornada que inicia en el extremo sur de la península de Baja california y culmina en Monterey California. Sin duda uno de las descripciones más completas y reales de la península. La portada es ilustrada por el gran maestro Alfredo Ramos Martínez.

Por su parte, el tercero de los Nordhoff: Charles Bernard Nordhoff (Nacio en 1887 y muerto en 1947) fue un famoso escritor con sus propios méritos. Inquieto de naturaleza en 1916 participo con los Cuerpos de Auxilio (Ambulancias) el ejército francés. Posteriormente se enroló junto con otros compatriotas suyos en el legendario escuadrón aéreo Lafayette donde sobresalió por su destreza, habilidad y temeridad en los combates contra los ases de la Aviación Alemana.

Al entrar los Estados Unidos al conflicto bélico se dio de alta en la incipiente Fuerza Aérea de los Estados Unidos donde se retiró al finalizar la guerra con el grado de teniente. Entre sus obras más sobresalientes eta la trilogía de los libros que le dieron fama y que fueron llevados a la pantalla “Motín a Bordo” vivió en Tahití y ahí se casó con una bella Tahitiana.

Recorrió la Península de Baja California e hizo multitud de reportajes sobre la misma.

Gracias al talento de estos 3 grandes escritores el mundo conoció y “descubrió” nuestro maravilloso entorno.