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De augurios, de supuestos, de lógicas

  
Nota publicada el 2 de marzo de 2016
por Alfredo Mendoza Rodríguez

No. En materia política la palabra “lógica” no tiene cabida. En lo mas mínimo. Cualquier cosa, hasta lo menos pensado puede ocurrir y hasta lo considerado más seguro se puede diluir.

Así es la política nuestra, impredecible, ajena a toda lógica.Y los ejemplos, que sobran, ahí están. Añejos y no tan añejos. Recientes y no tanto.

Cuando el fallecido Jorge Antonio Catalán Sosa obtuvo la candidatura del PAN a la alcaldía, hasta sus propios correligionarios le vaticinaban una derrota en las urnas. Durante la campaña el comité de Eugenio Elorduy Walter, aspirante a la gubernatura, le cerro “las puertas” a todo lo que se relacionara con el doctor.

Contra esa “lógica” que anticipaba el descalabro, el PAN ganó la alcaldía. Por escaso margen, pero al fin triunfo. La victoria de Jorge Catalán sorprendió entonces a propios y extraños.

Ya en gestión, el galeno encabezó una administración inmersa en el escándalo permanente. Uno tras otro los problemas. Con los burócratas, con los policías, con empresarios. Sobraban las complicaciones.

Llegaron los tiempos electorales y los nubarrones cargados de derrotas anticipadas regresaron. Los panistas se involucraron en una contienda con los pronósticos generalizados en contra. Una tras otra las encuestas daban por descontado el descalabro. Con tan polémica y complicada administración, la lógica apuntaba hacia un triunfo priista.

Así apuntaba. Pero no. La lógica volvió a fallar y el PAN retuvo la alcaldía a pesar de tantas adversidades en contra.

Con Pablo Alejo López Nuñez como alcalde, Acción Nacional se sentía seguro, fortalecido y confiado. Entregar la estafeta a otro correligionario, Hugo Zepeda, era mero trámite.

El PAN se jactaba de tantas obras y tantas acciones, mientras que el PRI, su principal adversario, metía a un candidato emergente impopular, sin equipo, sin estructura. Literalmente en solitario.

Pelayo no gana, era la lógica advertencia. Pero contra todo y contra todos, Enrique Pelayo Torres se alzó con la victoria, con esa victoria que dicen, ni el mismo creía.

Ya en gestión, el empresario encabezo una administración involucrada en escándalos de todo tipo. Todo “ocurría” alrededor de Enrique Pelayo. Depósitos millonarios por error, confrontaciones con gaseras, denuncias de auto compras, nepotismo y demandas por supuestos actos de intimidación y amenazas.

Llegaron los tiempos electorales y se presentaba el escenario perfecto para que el PAN recuperara la presidencia municipal. Así lo anticipaba la lógica. La gente no le perdonara al PRI la administración de Pelayo, aseguraba la mayoría.

Pero no. Nada que ver. El PRI derrotado por anticipado nunca apareció. Lejos de eso, el Revolucionario Institucional se convirtió en una aplanadora electoral llevando como candidato a Gilberto Hirata Chico.

El próximo cinco de junio habrá elecciones. Otra vez elecciones y otra vez los pronósticos y los augurios anticipados. Pero se olvidan que en política nada se puede dar por descontado. Nada. Aquí la lógica no tiene cabida.

Alfredo Mendoza Rodríguez. El autor es periodista y sociólogo.
 
 

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