Toda profesión tiene
su momento en cualquier evento social. Ese momento en el que se recibe la reacción estereotípica a lo que sea que se dedique esa persona. Los administradores reciben cumplidos por su habilidad de equilibrar los libros de control (por Cthulhu, gracias); a los psicólogos se les pide un “rápido” análisis de alguno de los presentes en la fiesta; al arquitecto se le pide comentarios sobre la estructura del edificio en donde se está llevando la fiesta.
Y a los lingüistas… bueno, la pregunta prototípica es “¿Y tú, cuántas lenguas hablas?”
La mayoría de los lingüistas se entrenan especialmente para no demostrar algún tipo de dolor cada vez que escuchan esa pregunta. Las respuestas evidencian una serie de estrategias, algunas menos amables que otras.
Un lingüista podría responder: “Una, creo… si tengo suerte” otros responderán “Todas, a cierto nivel”, y en otros casos, los menos amables dirán cosas como “más de las que puedes pronunciar” o “Chomsky, llévatelos” (bueno, eso último depende de la fe de cada lingüista).
Si la pregunta ha sido de buen corazón, tenemos una oportunidad de explicar de qué se trata la lingüística. Por lo que, una buena respuesta a ello podría ser algo como lo siguiente.
Las personas que hablan varias lenguas se les llama políglotas. Es una habilidad fascinante y admirable pero es muy diferente a la habilidad “lingüística”, la cual parte del estudio de lenguas naturales y humanas. La habilidad de hablar una lengua a nivel de cualquier nativo es por demás útil y en algunos casos necesaria para poder estudiar una lengua. Sin embargo, no es forzoso. Esto tiene sus razones de ser, y en general resulta bueno el no tener que aprender una lengua para poder estudiarla. Si fuera de esta manera, el número de lenguas que cada lingüista podría estudiar se vería enormemente reducido (aunque hay algunas excepciones caminando sobre el planeta en este momento).
Por lo que la mayoría de los lingüistas no aprenden a hablar muchas lenguas. Entonces, ¿qué hacen? Bueno, el lenguaje es un tema grandísimo y para responder a aquella pregunta necesitaríamos fragmentarla.
Muchos lingüistas trabajan en la descripción de una lengua particular. Por ejemplo, mi trabajo se concentra en describir sólo la lengua paipai aunque lo más eficiente sería conocer sobre las características de otras lenguas yumanas y, por supuesto, de otras lenguas del mundo.
Esta visión trans-lingüística (cross-linguistics) le permite al lingüista tener un mayor espectro de posibilidades en su acervo y proponer rutas para explicar algunos fenómenos particulares de cada lengua.
Toda lengua tiene un sistema de sonidos estructurado llamado fonología; la manera en que cada sonido (o grupos de sonidos) son combinados para formar palabras se llama morfología; la lista de las palabras con sus respectivos significados asociados se le puede llamar lexicón o vocabulario; y, las reglas para la combinación de las palabras en oraciones se llama sintaxis.
Describir una lengua significa realizar un reporte detallado de cada uno de estos niveles.
Actualmente muchas de las lenguas del mundo están rápidamente desapareciendo. La descripción lingüística es una tarea urgente: si no podemos revitalizar o salvar todas las lenguas en peligro, al menos podemos tratar de documentarlas.
Si partimos de que la mayoría de los lingüistas piensan que todas las lenguas del mundo comparten características. Un grupo de estos lingüistas trabajan en un nivel más abstracto. Se concentran en identificar todas esas características comunes y reconstruir un modelo básico del lenguaje: la llamada “gramática universal”. Podría pensarse que se necesitarían gramáticas de todas las lenguas del mundo para poder llegar a algo así, pero de la misma manera que los genetistas estudian el genoma sólo a partir de unos cuantos miembros de la especie, así también los lingüistas.
Ahora, aquella es sólo una de las dos grandes posturas en la teoría lingüística. Hay otros quienes no se concentran en las similitudes sino en las diferencias. Lo interesante para estos lingüistas está en qué es lo que hace cada lengua sea específica e irrepetible.
El habla es el principal vehículo del lenguaje. Hay una disciplina, aún más básica que la fonología llamada fonética. Esta área se concentra en estudiar el lenguaje como manifestación física-acústica en el habla. Muchos de los principios aplicados a la fonología provienen de esta disciplina. A diferencia de aquellos que estudian la sintaxis o la morfología, los fonetistas usan herramientas de las ciencias físicas para estudiar el sonido. Es una de las áreas más rigurosa de la lingüística. Dentro de la fonética hay una división: la producción del sonido y la percepción del sonido. En la primera se estudia el aparato fonador y en la segunda nuestra capacidad de escuchar y discriminar, lo que la acerca a las ciencias cognitivas.
Precisamente con esto vemos que para entender el lenguaje en su totalidad es necesario recurrir a otras áreas. Una de ellas es la lingüística histórica, que trata de rastrear lenguajes antiguos, extintos, a partir de documentos y/o recursos de reconstrucción.
Usualmente los lingüistas participaran en equipos interdisciplinarios para llegar a un mejor entendimiento de este fenómeno. De esta manera, se pueden encontrar equipos con psicólogos, neurocientíficos, especialistas en desarrollo infantil, antropología, ciencias computacionales o sociología.
Antes de 1960, se creía que el lenguaje era algo puramente cultural, por lo que la lingüística era considerada una rama de la antropología. Aunque el centro de atención sobre la lingüística ha cambiado hacia las ciencias cognitivas, y ha llegado a tener autonomía como ciencia, aun se considera que la lengua tiene una profunda interdependencia cultural, y los lingüistas antropológicos siguen aportando al área.
Esto, por mencionar algunos campos, demuestra la gran amplitud del tema del lenguaje, y son los lingüistas los encargados de embarcarse en ampliar las fronteras de este instrumento que usamos a diario pero del cual somos muy poco conscientes.
Un tip: si en algún momento llegas a toparte con un lingüista, ya sabes que pregunta NO hacer. Pero si, en cambio, le propones una pregunta como “¿Cuál es tu especialidad?” ten por seguro que tendrás un nuevo amigo.
Basado del texto en inglés “Chapin, P. (2012) You’re a linguist? How many languages do you speak? En E. M. Rickerson & B. Hilton (eds.) The Five-Minute Linguist. UK: Quinox. pp. 11-15.