Según los resultados de las elecciones locales próximas pasadas, no votaron más del 40 por ciento de los ciudadanos que conformaron ese listado nominal. Ni la mitad siquiera.

Con ese porcentaje, que se hizo similar en todo el estado, Baja California se ubicó en el último lugar a nivel nacional en cuanto a participación electoral se refiere.

Para la elección que se aproxima no se anticipan mayores sorpresas. Pensar en superar el 50 por ciento del listado nominal es desde hoy un reto por demás complicado.

Pero en el supuesto de que se logre, candidatos amparados en siglas de partido o quienes lleguen como independientes, tendrían no más de 183 mil votos a repartirse. No más.

Así, con este escenario escaso en votos y con tantos demandantes en campaña, la movilización de simpatizantes y militantes, o bien de solo simpatizantes el día de la elección, será el factor que incline la balanza.

De encuestas

Vinieron en el mes de enero próximo pasado y ya están de regreso. Forman parte del personal de una reconocida casa encuestadora que levanta información valiosa sobre preferencias electorales rumbos los comicios del 5 de junio.

Los datos que arrojó el trabajo de enero y cuya caratula principal me mostraron, sorprenden. Me sorprendieron y seguramente sorprenderían a más de tres políticos que les da por pagar encuestas amañadas. Porque los hay.

Les gusta engañarse y tratar de engañar. Obvio que pagan bien por la publicación de encuestas que, me decía uno de los expertos que regresaron al puerto, se pueden hacer sobre un escritorio en un par de horas.

La nueva encuesta, la que trabaja esta empresa seria, reconocida y prestigiada, arrojará sus resultados antes del 15 de marzo. Privilegiado que soy de echarles la mano en apoyos insignificantes, tendré la oportunidad de

ver la caratula de los resultados apenas estés listos. Calientitos aun. Los de enero, los que ya vi, de hacerse públicos causarían jaqueca a más de tres que hoy presumen y presumen alta popularidad y aceptación.

Y es que hay de encuestas a encuestas. Las que se hacen al gusto del cliente y aquellas que desnudan una realidad. Una realidad temporal, si se quiere, pero realidad al fin.