Para comprender el presente, hay que conocer y aceptar el pasado. Quien no mira atrás difícilmente aceptara el presente y no podrá construir su futuro.
El día 3 de enero de 1908 se verifico un eclipse parcial de sol, visible en toda la República Mexicana, con excepción de la parte oriental de la península yucateca.
En el Observatorio Astronómico se hizo el estudio completo del fenómeno, formándose una comisión integrada por los señores Valle, Director del Observatorio; Yermo, Ayala, Gallo Anda, Moreno y Chacón. Los observadores formaron tres grupos y se instalaron en diversas torrecillas del edificio.
En una de ellas se encuentra el gran ecuatorial y en la otra el fotoheliógrafo, con el que se obtienen fotografías bastante perfectas del sol.
El primer contacto se efectuó a las 3H., 43 m., 48 s; el segundo que fue el máximo, a las 4 h., 42 m., y el último no fue visible por haberse verificado a la hora que el sol ya se había puesto.
Los observatorios de Lick y Washington nombraron comisiones para que fueran a estudiar el eclipse a la isla Flint de Oceanía.
En todas las casas de la ciudad, las azoteas se convirtieron en observatorios porque felizmente, la cultura, la educación y la instrucción se extiende más cada vez, reduce el número de ignorantes y con ello los supersticiosos.
Gentes poseídas de terror invocando a los santos y emprendiendo rezos, se les miro atentas al fenómeno siguiéndolo en sus diversas fases y comentando el hecho de diversas maneras sin entorpecer las actividades de los que observaban y
disfrutaban de este momento.
No hace aún tres años que se observó en México otro eclipse parcial de sol, que fue total en Coahuila, a donde se trasladaron las comisiones científicas, entre ellas días del Observatorio de Tacubaya. Y fueron entorpecidas algunas de sus acciones por las supersticiones de los pobladores.
Los ingenieros Astrónomos Mexicanos están muy prácticos en este género de observaciones y sus estudios son importantísimos.
(Texto y fotografías el Imparcial, 1908)