Continuando con esta serie de análisis sobre los mitos y creencias que como sociedad hemos venido alimentando acerca del amor, desde luego no puede faltar aquello que se da por sentado que es un pilar fuerte e importante para probar que realmente amamos: Que el amor que sentimos sea puro e incondicional.
Desde luego que cada clase de amor tiene mayores o menores dosis de expectativas como estas, y el que está más plagado es el amor materno.
La pureza en el amor data de ese significado inmaculado que ha venido emanando del virginal amor que nos han contado e incluso nos hemos convencido de sentir o haber sentido, y desde luego puede ser una sensación válida pero nunca estable, tal como hemos visto en notas anteriores de esta serie.
La incondicionalidad del amor por su lado es también una creencia fuerte aunque algunas veces no lo encontramos en nuestro propio discurso al momento de hablar de las expectativas sobre el amor.
“¿Me amarás siempre pase lo que pase?” es una pregunta relativamente común en nuestras relaciones de pareja, pero ¿cuántos de nosotros nos hemos dado cuenta en momento determinado de que no amamos pase lo que pase de manera absolutamente continua?
El incumplimiento de las expectativas en la relación y de los deberes más básicos dentro de ella (como el diálogo mínimo, por ejemplo) pueden ser un factor de que esa incondicionalidad se acabe con facilidad, y eso sin mencionar aquello que puede ser tomado no solo como una decepción sino además como una traición por parte uno de los miembros de la relación?
Cabe aclarar nuevamente que las emociones tienen una fluidez. El amor y felicidad que podemos sentir en un momento pueden ser fácilmente sustituidos por cualquier otra emoción sin que por esto peligre la relación porque esta no se sostiene solamente en los sentimientos, ni tampoco en la incondicionalidad, pureza o estabilidad del statu quo de la relación.
Ella depende más de los buenos momentos, el tiempo que se le dedique, el compromiso y la voluntad de estar ahí, la cotidianeidad y la construcción de una buena historia que contar acerca de ella, entre otras cosas. Desde luego la actividad coital y la plenitud de la sexualidad en pareja es un pilar importante para la mayoría de las personas.
Si lo anterior existe, siempre será más fácil pasar por momentos en los que la decepción o la no incondicionalidad se pueden instalar largamente sin que eso sea necesariamente el fin.