En pasados días la Diputada de Morena, Araceli Damián cuestionó fuertemente al Secretario de Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda sobre una serie de cosas relativas a su trabajo como servidor público donde lo puso en evidencia no solo sobre su ignorancia sino sobre el mal uso de recursos públicos para hacer lo que se interpreta como una campaña electoral, así como el hecho de que desde su óptica no ha hecho un buen trabajo por los resultados en lo concerniente a la mejora de las situaciones en las que debería estar interviniendo. Todo, desde luego, con argumentos profundos y académicos respaldados en una carrera muy larga dedicada a lo que se persigue en Desarrollo Social.

Después de varios minutos de detallada argumentación, la Diputada cedió la palabra a Luis Enrique Miranda para recibir el comentario: “Si me hace falta estudiar, desgraciadamente no estudié psiquiatría para entenderla a usted”.

Posteriormente se dio a conocer que lo que el político tuvo fue un “exabrupto” que deja claro nuevamente que hay estratos, tristemente de los más altos en cuanto a jerarquías de mando en el país, en donde las cosas que las mujeres decimos pueden ser fácilmente omitidas o juzgadas como parte de una enfermedad o locura que recae sobre nosotras. Respecto a esto, pareciera que estamos estancados como sociedad en algún punto de hace unos 200 años o más.

Afortunadamente, hoy en día existen ya muchas personas que se dedican a la visibilización de las mujeres, así como de los argumentos claros y fuertes respecto a las cosas y que el género no sea un factor en contra de que se nos escuche. Sin embargo, es claro que todavía hay estratos y lugares que están muy bien sellados y donde hace mucha falta entrar porque es ahí justamente donde se toman las decisiones que nos afectan como sociedad.

Es muy triste ver este tipo de reacciones por parte de alguien que en su momento no tuvo otra forma de defenderse de su propia situación más que hacer esto, y la verdad a nivel micro sigue sucediendo con espantosa frecuencia que también necesitamos observar y seguir mejorando como personas para vivir de una manera más pacífica y respetuosa.

Una persona estudiada, con argumentos firmes y la experiencia mostrada en las grabaciones que evidencian el suceso no debería ser callada con un argumento contra su género o contra su salud mental, y lo menciono de esa manera porque aunque hace muchos años que ya no existe el diagnóstico de histeria, hay personas y momentos en los que grupos se siguen comportando como si así fuera.