La quinceañera de Rubí, una jovencita originaria de un municipio poco conocido de San Luis Potosí, demostró la fuerza y al mismo tiempo la frivolidad de las llamadas redes sociales.
En semanas, lo que pudo ser un evento social trascendente solo para los involucrados e invitados especiales, se volvió viral. Sí. viral. Millones de mexicanos y otros cientos de miles ubicados más allá de nuestras fronteras se metieron en el tema.
Y fueron muchos, miles, los que hicieron el viaje. Un viaje largo y costoso, pero asistieron a la fiesta. A una fiesta de alguien que apenas unos días antes ni siquiera imaginaban de su existencia y que posiblemente jamás vuelvan a ver.
Algo que al final fue lo menos que les preocupó. Lo importante era estar presente y lo lograron.
Un evento social de corte familiar que terminó convertido en un acontecimiento mediático que traspasó nuestras fronteras y movilizó a masas.
Y todo gracias a las redes sociales.
Y viral que fue la quinceañera de Rubí, artistas, empresas, medios de comunicación y hasta políticos, no dejaron pasar la oportunidad de subirse a la cresta de la ola. Sí, sacarle provecho fue la encomienda. Y así lo hicieron.
Las redes sociales, pues, demostraron su fuerza. Su fortaleza, su penetración, su influencia. Su frivolidad también.
Y a pesar de la indignación de muchos, porque también los hubo, temas más importantes para la vida de este país fueron relegados a segundo término. Ninguno por encima de la quinceañera de Rubí. Ninguno.
Quienes se aferraban a minimizar el poder de las redes sociales y sus repercusiones sociales, económicas y hasta políticas, hoy seguramente tendrán un punto de vista distinto.
Y vaya que nos falta mucho por ver!
Baches, baches y mas baches
Ahora sí que, literal, la ciudad está hecha un desastre. Un auténtico desastre. Decenas de calles y avenidas están destrozadas. Las lluvias recientes avivaron los baches existentes y generaron miles más.
El gobierno municipal anuncia de manera tibia un programa emergente de bacheo, pero sin aportar detalles precisos. Quizá porque no sabe por dónde empezar y quizá también porque no tiene con qué empezar.
Lo cierto es que lluvia tras lluvia se evidencia la falta de planeación, la pésima calidad de los asfaltos utilizados y la ausencia de técnicos especializados en las obras realizadas.
Y es que los baches no son obra de la casualidad. Por supuesto que no.
Las cuentas del carnaval
Por primera vez en sus casi cien años, la organización del carnaval de Ensenada se privatizó. Así lo decidió el gobierno que encabeza Marco Antonio Novelo. Que el objetivo, se dijo, es para mejorar el festejo y evitarle gastos al municipio.
Las empresas responsables de la organización del carnaval, tres en total, prometieron vía convenio una inversión de 12.5 millones de pesos y, por si fuera poco, una aportación de 800 mil pesos al Comité de Festejos de Ensenada (Comife).
En el papel, la propuesta de las empresas luce interesante, atractiva. Y es que nunca antes se había comprometido una inversión de ese tamaño.
Ojalá que las empresas responsables de la organización del carnaval 2017 precisen como lograrán recuperar una inversión de 13. 3 millones de pesos y además obtener utilidad, cuando el festejo históricamente no ha logrado ingresos que superen los siete millones de pesos.