El Partido Revolucionario Institucional (PRI) está cumpliendo al pie de la letra el manual sobre como perder una elección presidencial. Cuando menos así lo evidencian las acciones emprendidas por el gobierno federal.
Uno tras otro los golpes a la economía nacional parecen ser el preámbulo de una derrota inminente en las elecciones federales del 2018.
No se ve, en serio, como el PRI pueda zafarse de un fracaso electoral. Por el contrario, las decisiones tomadas y que afectan a la mayoría de los mexicanos, lo acercan cada vez al precipicio de la derrota.
La imagen del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, está en su nivel más bajo desde que asumió el mando y, lo peor, es que no se vislumbra una rendija por donde pueda recuperar apenas un poquito del respaldo que lo llevó a la Presidencia.
El reciente incremento a las gasolinas, al gas para uso domestico, a las tarifas eléctricas, son como los clavos que se ocupan para terminar un ataúd electoral. Ninguno de los argumentos expuestos desde la Presidencia de la República han mermado la irritación popular.
El encabronamiento, perdonando la expresión, toca niveles que preocupan y que puede abrir la brecha a manifestaciones violentas difíciles de contener.
Así las cosas, el PRI camina bien derechito a perder la presidencia del país en las elecciones federales de 2018. Si se ocupan de motivos para aproximarse a un fracaso, el partido en el poder se ha empeñado en ponerlos a modo y en charola de plata a sus adversarios.
De baches, baches y más baches
La ciudad presenta una imagen por demás lastimosa. Como nunca antes quizá. Decenas de calles y avenidas literalmente destrozadas por miles de baches.
Baches producto de la erosión causada por las lluvias, pero también por la mala calidad de los materiales utilizados y la ausencia de un soporte técnico en las tareas de mantenimiento de las avenidas.
El gobierno municipal inició un programa de reparación de avenidas sin una estrategia definida. Casi a ciegas. Y asi difícilmente se resolverá un problema que se ha vuelto recurrente y complicado.
Con sus propios recursos la administración local no podrá atender la emergencia, de ahí que se hace necesario recurrir a los gobiernos estatal y federal para encaminar un programa integral para el rescate de la ciudad.
No hay de otra.