Alfredo Rosales Green, ex candidato independiente a la presidencia municipal en los pasados comicios locales, aseguró que en materia de seguridad pública las cosas no se están haciendo bien.
Y prueba de ello, argumentó, los 16 homicidios dolosos ocurridos en Ensenada tan solo en el mes de enero próximo pasado.
Rosales Green, quien ha transitado por la dirección de Seguridad Pública Municipal en varias administraciones, dijo que al actual gobierno le falta estrategia y planeación para contrarrestar los niveles de inseguridad que se advierten en Ensenada.
Con poca presencia policiaca en las colonias y en los espacios comerciales, difícilmente se estará en condiciones para responder las exigencias de la sociedad de poner freno a la inseguridad, advirtió Rosales.
“De buenas intenciones no es suficiente”, aseguró.
Pero Alfredo Rosales Green no se quedó solo en la crítica, sino que se dijo dispuesto a entrar al quite de la dirección operativa de la DSPM si el alcalde se lo propone.
Y si se lo proponen, aclaró, lo aceptará siempre y cuando le permitan hacer cambios en los mandos de segundo y tercer nivel de la corporación. Solo así.
Los señalamientos de Rosales Green aterrizan en un momento en que la población apenas se sacudió de la conmoción causada por la muerte de conocido abogado ensenadense, abatido a tiros cuando se aproximaba a su domicilio.
Y aterrizan también cuando el Sur del municipio se encuentra inmerso en un ambiente de miedo y zozobra; donde los delitos de alto impacto llegaron a niveles sin precedentes.
Donde las denuncias por el robo de vehículos automotores, en su mayoría introducidos al país de manera irregular, se multiplican en las oficinas de la PGJE.
Aterrizan también justo cuando comerciantes y empresarios demandan con carácter de urgente, coordinación en materia de seguridad entre los tres niveles de gobierno.
Cierto es que habrá quien desestime las afirmaciones de Rosales Green y las califique de actitudes protagónicas con la intención de jalar la atención del alcalde en turno. La atención y un ofrecimiento de trabajo, podrían abonarle.
Pero lo importante aquí no es cuantos desestimen lo asegurado por el ex candidato a munícipe, sino cuantos se atrevan a asegurar que en materia de seguridad publica las cosas se están haciendo bien.
Porque ahí están los hechos y las estadísticas que no mienten.
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Mientras que a limpiadores de carros les cobran 815 pesos mensuales para realizar la actividad en calles colindantes a parques públicos, a comerciantes semifijos que se dan el lujo de tener empleados les cobran cantidades irrisorias por la expedición de permisos anuales.
El problema para los “limpiacarros” es que además de incomodar a más de tres, su chamba no se publica en revistas o programas de altos vuelos.
Pecata minuta.