Desde el siglo pasado la industria de los juguetes sexuales ha crecido tanto en su demanda como en la variedad de artículos que ofrece, siendo hoy posible tener robots que sirven no solo para el desahogo sexual sino que también son capaces de sostener una conversación y simular estados de ánimo que hacen que las personas que las poseen se sientan además acompañadas en otras áreas de la vida que no son únicamente el coito, lo cual prueba una vez más que la sexualidad no se puede reducir al acto sexual consensuado. La necesidad de amor y compañía eventualmente sale a relucir.

Habiendo tantas posibilidades de ensalzar, realzar, adornar y complementar la coitalidad, pudiendo llegar a ser esto un hábito íntimo de coleccionar artefactos ya sea para el propio placer o para el de las parejas, es importante que no perdamos de vista la higiene que es pertinente cuando poseemos o usamos un juguete sexual.

A pesar de que los juguetes sexuales en general suelen venir con instructivo y las tiendas a veces tienen a personas capacitadas que explican ampliamente el uso y cuidado de los juguetes sexuales, es importante recalcar algunos puntos.

Por ejemplo, hay que lavar el juguete sexual antes y después de cada uso con agua tibia y jabón neutro, dejando secar preferentemente al aire libre sin usar toallas o trapos. Todo esto para que el juguete tenga la menor cantidad de partículas contaminantes como pelusas o químicos de otros tipos de jabones o detergentes.

Existen muchas maneras de lubricar un juguete, pero se recomienda para evitar el desgaste innecesario del juguete usar lubricantes a base de agua.

Si el juguete es de uso compartido con una o más parejas sexuales debemos usarlo con condón y cambiarlo antes de cualquier cambio de cavidad o de persona, obviamente para evitar el contacto con los fluidos sexuales cargados de posibles bacterias y virus.

Si el juguete es de pilas, es recomendable retirárselas una vez que terminemos de usarlo y nunca sumergirlo o ponerlo en el chorro del agua con las pilas puestas si no viene especificado por el fabricante que es resistente al agua.

Para que el juguete no sufra deformaciones u otros estragos por temperaturas elevadas es recomendable guardarlos en una bolsa de tela que algunos juguetes traen ya. No se recomiendan las bolsas de plástico porque estas liberan químicos dudosos en el juguete y estos van directo a cavidades y lugares altamente absorbentes de nuestro cuerpo y no queremos más bacterias ahí que las que naturalmente habitan esas zonas.

Si el juguete empieza a hacer más ruido del usual o se descarga rápido a pesar de que se acaban de cambiar las pilas por unas que están nuevas y vigentes, es momento de desechar el juguete. Sabemos que las personas pueden tener apego hacia un artículo tan íntimo pero no duran para siempre.