Estuve en Las Vegas apenas dos semanas antes de la masacre. La ciudad estaba literalmente tomada por mexicanos venidos de distintos puntos de los Estados Unidos y de nuestro país.
Caminábamos entre los tumultos y yo no paraba de presumir el nivel de seguridad de una ciudad que es visitada por más de 60 millones de turistas al año.
“Aquí la gente se comporta, nos se ven disturbios ni riñas en las calles; la seguridad pública aquí no es visible”, presumía una y otra vez a varios amigos primerizos en la urbe de la luz y el insomnio.
Caminamos de casino en casino, de hotel en hotel; impresionados por las enormes inversiones y por el esmero en los detalles.
Estuvimos en el Mandalay Bay. Como integrantes de torrentes humanas transitamos por sus corredores; despreocupados y desatendidos de cualquier temor.
Dos semanas después la tragedia, la masacre. La sangre derramada de cientos de turistas apenas a unos metros de la zona hotelera.
El criminal se hospedó como cualquiera. Como cualquiera. Nadie reparó en su equipaje, ni en el nuestro. Por eso metió sin complicaciones el arsenal.
Dos semanas después ya no puedo decir lo mismo de Las Vegas. Ya no puedo presumir a nadie de su “blindaje”. Ya no.
Ante el desequilibrio y el desajuste no hay defensa. Ni aquí, ni en Las Vegas, ni en China.
En menos de 10 minutos un solo individuo causó más estragos que un terremoto en el estado de Puebla.
Evidencia pues de que no es la naturaleza nuestra adversaria. Nuestros enemigos están con nosotros; en nuestras acciones erróneas, en nuestros quehaceres contaminados, en nuestros desequilibrios y trastornos.
Dos semanas atrás presumía de algo irreal, ficticio. No hay sitio seguro ni blindado. Ni en una ciudad que recibe a 60 millones de turistas ni en otra donde un palenque no autorizado se convirtió en escenario cruento.
Somos parte de una sociedad global desajustada y maltrecha. Herida.
Indefensa.
Relevos
Al paso de diez meses Marco Novelo sigue en complicaciones para conformar un gabinete estable.
Tan solo en dos dependencias estrategias, como son las direcciones de Seguridad Pública y Servicios Públicos, ya son tres los cambios de mando.
Independientemente de los argumentos expuestos, los cambios reflejan desajustes internos.
Apenas este martes el Gobierno municipal hizo oficial la renuncia del titular de Servicios e Infraestructura. Se argumentaron problemas personales. Se fue uno de los hombres más cercanos e influyentes en el primer círculo de Novelo.
Tan cercano que fue su coordinador de campaña en dos procesos electorales.
El alcalde está obligado a fortalecer su gabinete, a colocar a el elementos probados y capaces para cada área y dejar atrás los experimentos.
Y es que dIez meses ya fueron más que suficientes.