No. No habrá programa de regularización de vehículos extranjeros antes de las elecciones federales. Pero tampoco habrá operativos para decomisarlos.
Ni una cosa ni la otra.
Y no hay planes de regularizar los llamados “autos chocolate” porque sería el cuento de nunca acabar, confío un alto funcionario de la SHCP.
Me lo topé por accidente en un reconocido restaurante local; comía en compañía de un legislador federal.
Le cuestione sobre el tan llevado y traído tema de los autos irregulares y del porque el gobierno federal ni las manos mete para atenderlo.
Y las respuestas fueron escuetas pero contundentes.
Antes de buscar una solución al problema que representan los miles de autos irregulares que se encuentran en el país, dijo, es más urgente poner orden en las aduanas fronterizas.
Eso sí es mucho más importante, aseguró.
Y fundamento: “Si hay carros irregulares en nuestras calles es porque alguien permitió su entrada, porque alguien no hace bien su trabajo”.
Y es que así como entran “carros chocolate”, agrego, puede entrar cualquier cosa que constituya una irregularidad y hasta un riesgo para la seguridad del país.
Le pregunte entonces porqué no permitir que las autoridades locales intervengan en la regularización de vehículos irregulares que ya están en la zona, cuando se tiene capacidad para hacerlo.
Se atiende un problema complicado y al mismo tiempo la autoridad obtiene recursos hoy no considerados, le expuse.
“Porque hasta este momento ninguna autoridad local ha presentado una propuesta seria al respecto, por eso”, respondió.
Entonces opte por dejar que el funcionarlo siguiera comiendo. Y así lo hizo. El legislador que lo acompaña, igual.
En resumidas cuentas hay que poner orden en nuestras aduanas fronterizas. Orden para poner fin a problemas que se sustentan precisamente en el desorden.
Como el de los “autos chocolates”.
Y es que aún con las reglas actuales de importación a todas luces proteccionistas de la industria automotriz, con fronteras en orden pocos serían los vehículos irregulares circulando por nuestras calles.
Por lo pronto, ni programas de regularización ni operativos para decomisar. Cuando menos no antes del proceso electoral.
Ya después cualquier cosa puede ocurrir.
Como ordenar nuestras aduanas y establecer nuevas políticas de importación.