Recientemente, en un intercambio de opiniones en un foro de discusión, se tocó el tema de los meseros, de la carencia de literatura que refleje la importancia de este puesto, de una sub-valorización de este oficio por la sociedad, y sobre todo, del desconocimiento al desempeñarlo, no basta con conocer de enología y gastronomía, sino también de contar con vocación, talento y sensibilidad.
Lo anterior me hizo recordar el libro que publicó ya hace algunos años, Carlos Mota, “1,100 años de servicio”, que narra en 27 capítulos, la historia de hombres y mujeres dedicados a este oficio, que juntos sumaron 1,166 años de experiencia, aquí van los nombres de los participantes y los sugerentes subtítulos:
Todos quieren estar en mi lugar, Armando Peñaloza
Soy un sobreviviente, Eusebio Cruz
El cliente siempre tiene la razón (aunque no la tenga), Jean Cherri
Me acostumbré a comer una vez al día, Amparo Uscanga Díaz
Una joven me preguntó si teníamos “orgasmos”, Vidal Hernández Justino
La regla de oro es saber hablar bien, Efraín Colomer
Había un cliente al que le decían “El Duro”, Ignacio Arzate
La mayoría de nosotros tiene de secundaria para abajo, Carlos Ponce de León Coronado
Aquí en el restaurante hay una guerra, Jesús Rodríguez Pérez
Hay hora de entrada, pero no de salida, Tomás Medina
Ahora los clientes se preocupan por el colesterol y los triglicéridos, Felipe Grajeda
El servicios al cliente es como un gimnasio, Pablo Solorio
Yo, mesero, mis nietos, abogados, Antonio Reyes
Primero el consomé, luego el tequila, Francisco Ortiz
Buen servicio a todo cliente, rico o pobre, Raúl Ramírez
Olvidaron al bebé en el restaurante, Félix Arreola
Viene usted muy enojado, señor John, Alberto Peña
De niño fui campesino y pastoreaba mis borregos, Rogelio Cruz
Me apuntó la pistola al pecho, Arturo Hernández
Cuidar el plato antes de que llegue al cliente, Guillermo Zavala
No se puede atender a los comensales con la cara triste, Celestino Rodríguez
Nunca hay que titubear frente al comensal, Palemón Rivera
Olvídese de la propina y dé el cien por ciento, José Luis Herrera
Me dicen “Pera”, “Perita”, “Pelancha”, Esperanza Landeros
Tiré el vino frente a los clientes, Enrique Lara
El niño me dio la propina, Gilberto Huerta
Mi estilo, servir bien, Aureliano Martínez
En cada capítulo aparece la foto de cada uno de los entrevistados, el nombre del establecimiento, la antigüedad que tiene laborando en ese lugar y concluye con una pequeña lección de cada uno de los protagonistas. “1,100 años de servicio”, un libro oportuno para brindar un merecido reconocimiento a los profesionistas del comedor por su vocación, experiencia y perseverancia.